jueves, 20 de enero de 2011

Entre la tradición y la modernidad


Guillermo Sequera



Cobertizos en la Plaza Uruguaya
Haku chera’a. 14:45 en el reloj de la Catedral. Hay tiempo para un pucho. Llega Mito y empezamos a conversar informalmente antes de empezar a grabar. De pronto me quedo con la sensación amarga de que en ese lapso se me escurrieron datos importantes.
Cuadras más allá, en la Plaza Uruguaya, frente al Ferrocarril, se observa la herencia más tangible de este Bicentenario, hijo pródigo de aquel cetro infausto que reinó tres centurias. Escarapela tricolor: libertad, igualdad, fraternidad; la mayor impostura de la historia. Carpas de hule, távas urbanas. Niños apenas visibles detrás de sus máscaras de polvo y carbón. No basta con enrejar las plazas para maquillar nuestro oprobio.
Guillermo Sequera, Mito, es etnomusicólogo y autor, entre otros títulos, de Kosmofonía Mbyá-Guaraní, Sonidos de la Pasión, La resistencia anticipada, etc. Su dilatada convivencia bajo los principios de su antropología participante y vivencial le ha valido el reconocimiento de los tomárãho, quienes lo recibieron en los círculos más íntimos de su sabiduría ancestral concediéndole el nombre de Lewe, el incansable y bondadoso.
Sabés que te quería preguntar cosas más bien políticas. Dale, metele. Hacemos un diálogo.

–Algunos sostienen que los indígenas trabajaron a favor de la dictadura brindando información permanente sobre las actividades guerrilleras. ¿Cuál es su posición al respecto?

–De dónde quitaron eso. Los indígenas no figuran en la historia de la resistencia. La Comisión de Verdad nada de dice de ellos. Pero ellos fueron torturados. Hubo mujeres y niñas violadas y desaparecidas. Y ellos enfrentaron eso, resistieron.  No solo contra Stroessner, sino también contra Morínigo. 
Moisés Bertoni había lanzado la hipótesis de que las poblaciones indígenas son sociedades contra el Estado. De ahí un gran antropólogo francés, Pierre Clastres, lanzó una especie de antropología política. El retoma esa idea de que estas sociedades son sociedades contra el Estado. El estuvo en el Paraguay y encontró un país devastado, con autoritarismo. Por ese lado el considerar sociedades contra el Estado evidentemente tiene que ver con la fundación de nuestro sistema republicano, que se construye fundamentalmente en Francia después de la Revolución Francesa y también con el movimiento independentista anticolonial, antibritánico, en la joven sociedad norteamericana. Estos pilares estructurales de nuestro sistema estatal, de nuestro sistema mental, cultural apelan de por sí a replantearnos todo el sistema estructural de la joven república defendida férreamente por José Gaspar Rodríguez de Francia en Paraguay, inspirado en la Revolución Francesa.  
Todo eso se está discutiendo en este nuevo germinar estratégico y muy importante que constituye este inicio de la comunidad de Estados latinoamericanos y caribeños, que se decidirá en sus prerrogativas estatutarias en julio de 2011.Entonces tenemos que reflexionar respecto a estas estructuras que de por sí están dañadas, corroídas por un sistema capitalista salvaje. Fundamentalmente Latinoamérica lleva la vanguardia en palmarés antidemocráticos. Es la región que más pobres tiene, donde más desequilibrio hay entre ricos y pobres, que tiene más violencia, asesinato de periodistas. Entonces debemos reflexionar fuertemente sobre cómo responderíamos a estas crisis estructurales del capitalismo.
En todo eso es fácil imaginar que estas culturas que no funcionan de esa manera, que tienen otra tradición, otra dimensión cultural, lingüística, etc., no deben ser diferenciadas de otros seres humanos que también sufren como los indígenas, como pueden ser los campesinos chapî’i, la población campesina pobre. Esto plantea una reflexión de nuestra parte de si estos campesinos guaraní no son finalmente otra etnia. ¿Por qué otra etnia? Porque según los principios de las ciencias antropológicas, sociológicas y etnográficas, se plantea que una sociedad que tiene su propia lengua, una cosmovisión particular es también una etnia, puede ser considerada como una cultura nativa. Es cierto que también podemos reflexionar de cuáles son los diferentes estratos culturales, sociales, económicos, tecnológicos, etc., con respecto a las variantes que hay de campesinos hoy: el campesino periurbano, urbano, migrante. Y yo creo que cada uno de nosotros, ciudadanos simples, pobres, olvidados, marginados y también algunos pocos intelectuales que se mantienen con su bandera democrática no solamente en el pensamiento, sino en el accionar, deberían poner un esfuerzo para replantearnos qué consideraciones tenemos a la hora de definir la nación paraguaya

–En lo particular considero que se trata de un estereotipo de la peor especie, pues no tiene asidero el sostener que hubo un pacto institucional y colectivo de los indígenas con la represión dictatorial. Recordemos, por ejemplo, la expulsión de los ayoreo en el Chaco para la construcción de esa pista en Mcal. Estigarribia, cuya funcionalidad es ciertamente dudosa.

–Hay un interés estratégico (...). Hubo una presión planificada, cronometrada por la Embajada norteamericana para presionar a las instancias oficiales paraguayas para que llegue a Paraguay, luego de una serie de espejitos promeseros  que querían presentarnos con todas las bondades de que iban a venir grandes científicos y de que eso iba a cooperar con la seriedad científica en el Paraguay, etc. Ellos tenían una misión, científicos ingleses y norteamericanos, creo que también biólogas colombianas, una especie de Plan Colombia. Dentro de todo el plan de inseguridad en el que la correa directa es el Ministerio del Interior, donde por ejemplo hay técnicos, especialistas  norteamericanos y colombianos que cada tanto vienen en la Escuela de la Policía, sobre todo en la escuela de la FOPE. Yo creo que el Mossad, el servicio de espionaje e inteligencia israelí, está también metido en eso, para formar a gente dura, autoritaria, que lo único que hace es golpear, etc., y sobre todo formar al cuerpo de élite, que se considera la FOPE. El Plan Colombia en el Chaco, con la complicidad pública, abierta, conocida y reconocida de esta fundación que se llama Guyra Paraguay, que tiene una financiación de la USAID, de la Embajada norteamericana. Eso es público. Todo el mundo sabe. USAID está metido hasta los tuétanos en todo el perfil de la funciones públicas. Y ahora están tratando de seducirnos, “preocupados” con respecto a la protección de especies, avifauna, como el caso de Guyra Paraguay, que supuestamente se ocupan muy cándidamente de proteger a las especies. Detrás de todo esto hay un interés estratégico. Y yo creo que tiene que ver con este plan, según le llama el Pentágono, el Plan del Gran Espectro, que fue denunciado por Chávez, por Correa, por la Unasur, cuando se iban a levantar las 7 bases norteamericanas en Colombia en la época de Uribe. 
Se trata de un plan colonial, de dominación, pero de amplio espectro, donde también la dimensión cultural, ecológica está inserta en ese plan engañoso. Esto planteado en un área, que tocaba sobre todo a poblaciones ayoreo que están todavía viviendo en condiciones naturales, silvestres, etc. Esta Iniciativa Amotocodie  y también los ayoreo  asociados a esta fundación levantaron su preocupación porque eso iba a tener un impacto muy negativo, la presencia de estos seudocientíficos,  de una manera muy agresiva porque eran 100, que iban a caer en paracaídas. Y ellos argumentaban que, en lugar de enarbolar los principios de la ciencia, el conocimiento, (los científicos) tenían otros objetivos.
Hay gente que se plegó y dijo que solo era una cooperación científica, con todo lo engañoso que corresponde, propio del sistema pedagógico imperial, colonial: argüir unos objetivos cuando que finalmente son otros. Es decir, los intereses económicos de los EE.UU. y qué recursos habría en estas zonas. Por eso su sorprendente interés en mandar esta misión, con el costo que tiene. Yo di mi opinión y dije que esto no habría que permitir. Esto ponía en riesgo el patrimonio cultural y humano de estas poblaciones. Vaya la rabieta que pegó seguramente Lilian Ayalde, la embajadora norteamericana, y todo su staff, sumado a eso también el grupo de Guyra Paraguay. Los indígenas se plegaron y entendieron que iba a ser un acoso imperial (...).
Hablando de eso yo me permití nominar a esas actitudes de gente simple, con otra cultura, que no entiende a lo mejor el alcance, las trampas del sistema estado-nación, republicano, etc., además con esas trampas parlamentarias, porque el Parlamento no debería existir. Finalmente lo que quiero decir es que hay historias de resistencia. Lo que yo llamo la resistencia anticipada. Y a eso la antropología también debe abocarse. No solamente las etnias, las poblaciones lucharon a través de su historia en contra de todo tipo de dominación. Algunas poblaciones a lo mejor fueron un poco más dominantes que otras. Pero nunca hubo secuestro de riquezas, acumulación de riquezas, como lo es el Estado colonial, el Estado capitalista.                          

–Dentro de un hipotético proyecto político progresista, ¿en qué podría mejorar  la situación de los pueblos originarios en el seno de una institución como el Estado, que en lo fundamental, en el espíritu y en la forma, es producto de la burocracia burguesa.

–En primer lugar creo que no debemos ilusionarnos. Este Estado es enclenque. Las instituciones no sirven. Ante los ojos de la ciudadanía en general, incluyendo de los indígenas, no hay una confianza institucional. Dejemos de lado los programas políticos. Lo que podríamos decir es lo siguiente: ustedes qué quieren. Quieren todo o quieren una parte. Si el pueblo quiere todo: todo para todos. Eso dependerá del nivel de conciencia colectiva, de inteligencia colectiva. Así como la gran inteligencia colectiva de estas poblaciones de inventar culturas, de inventar conocimientos, técnicas, administración y gestión de los recursos naturales, de aprender que se puede clasificar el uso para medicina  o para alimentación, etc. Si uno puede imaginarse nada menos que eso, que ahí hay algo formidable, que en el buen sentido eso puede ser utilizado para resolver los problemas  de pobreza y de destrucción humana, sicológica y cultural. Y eso es lo que no hacen nuestras instituciones porque nosotros creemos que nuestras instituciones tienen siempre razón. Incluso la manera de pensar la espiritualidad, es decir, la religión. Lo de siempre: somos dominantes. 
Entonces tiene que haber un diálogo. Los indígenas solos nunca podrán salir de ese pozo si no hay un diálogo, una complicidad con otros sectores, incluso con técnicos, con profesionales. Y los conocimientos hoy deberían estar al alcance de los indígenas, sobre todo esa población que sufre más que nunca. Las TIC deben llegar para que esas comunidades pobres sean capacitadas en su uso y puedan permitirles también salir de esa pobreza. Los sistemas electromagnéticos pueden servir para la recuperación y protección de sus lenguas, de sus conocimientos. El establecimiento de inventarios de situaciones de riesgo desde el punto de vista ambiental, natural, sanitario, etc. Es decir, nuestras instituciones deberían abocarse al estudio, la investigación compartida con esas comunidades de manera a identificar lo maravilloso de esas técnicas tradicionales, de esa sabiduría, de esos conocimientos. También si fuere posible conectadas a técnicas modernas, prácticas  y simples como, por ejemplo, cómo producir más cítricos.
Hay que conectar tradición con modernidad. Levantar viviendas, por ejemplo, entendiendo la apropiación y reproducción del espacio desde el punto de vista cultural. No es lo mismo con los Mbyá o con los Avá. No es lo mismo entre los Nivaclé o entre los Yvytóso. Es decir, cada situación en favor de la participación fuerte y decidida  de las poblaciones no solamente para resistir. No se trata meramente de resistir, sino de acciones sobre programas prácticos de manera a instalar los verdaderos y reales gobiernos comunitarios e incluso gobiernos comunitarios electrónicos. Entonces hoy la última tecnología debería estar al alcance de los indígenas porque es una manera de luchar contra la ignorancia, de fortalecer los conocimientos. Entender que si el conocimiento y la tecnología están al servicio de los pobres, termina la hambruna y terminan los problemas graves (...).
Nuestras poblaciones indígenas todavía están bloqueadas. Nuestra población campesina-guaraní también está bloqueada. Tenemos que abrirnos a la vida y sobre todo entender, a pesar de que la crisis estructural no solamente del capitalismo, la crisis ecológica llegó a una tal situación altamente preocupante que contribuye finalmente a empujar a la especie humana ante su dintel de alto riesgo de desaparición como espécimen. Y evidentemente con ello desaparecen a una velocidad geométrica  culturas y lenguas y, fundamentalmente, aquellas minorías como son las minorías indígenas, mucho más sensibles al acoso y al bombardeo del capital. Entonces en ese caso es posible, de acuerdo a las energías y la inteligencia colectivas, que podamos fundar los antimodelos del socialismo del siglo XXI. No habrá para entonces modelos como lo constituyó también el modelo republicano. Debemos romper con eso y analizar profundamente y realizar un cambio de actitud y, sobre todo, de mayor sensibilidad y de mayor emoción colectiva en favor de los olvidados.

–Antes de empezar a grabar me hablabas de la necesidad de una alianza campesino-indígena y de un encuentro que se hizo en ese sentido en 1992.

–Fue una experiencia que nosotros llevamos a cabo  con la población campesina de la Cordillera y con las poblaciones de los Aché, de los Mbyá. Compartimos 6 días de encuentro y de visita en las chacras. Hubo también una contribución de aquellos apóstoles de las Ligas Agrarias. Fue un momento muy feliz. Yo traté de valerme de esa experiencia y de ese entendimiento que finalmente los campesinos y los indígenas tienen mucho en común no solamente en el sufrimiento, sino también en una herencia, conocimientos, etc., y que puede ser válido a la hora de establecer alta participación efectiva, amplia de esas poblaciones, una actitud altamente solidaria en los intercambios, la integración en las soluciones, en la construcción de sociedades o de comunidades más justas. Esa experiencia tuvo eco formidable.                

–Cree que a esta altura puede resultar viable la lucha armada.

–No. Yo siempre me he considerado un pacifista. Aunque la maquinaria represiva (de la dictadura) todavía no fue desmontada. Y es un tema pendiente en nuestra agenda democrática. Esa maquinaria de control se ha refinado. Y eso tiene que ver con el narcotráfico, con el rollotráfico, con el armatráfico, autotráfico, con los polibandis, etc. Es altamente preocupante. Lo importante es dialogar, discutir y tratar de ponernos de acuerdo en una agenda posible para ir avanzando en los términos de ganar los espacios democráticos y de poder fortalecerlos. Y en este caso nuestro, del gobierno de Lugo, que cumpla las promesas que él había manifestado, que se había comprometido ante el pueblo paraguayo. Eso es lo que no estamos viendo en ese horizonte. Y con respecto a la institucionalización de la función pública a favor de los indígenas: eso no existe. Cuando algo realizan lo hacen de una manera desordenada e incluso perversa.

–La pregunta viene a cuento de ese supuesto brote guerrillero en el Paraguay y por el caso Colombia, donde la existencia de una guerrilla terminó legitimando y encumbrando a un gobierno como el de Uribe, al que se le relaciona fuertemente con las actividades del narcotráfico.

–El caso de Colombia, que a distancia yo conozco mal, es una situación de contingencia totalmente diferente al resto de los países. Es muy conocido el hecho de que con la candidatura de Gaitán en los años 47 y su asesinato por parte de la oligarquía, de los represores de Colombia. Eso generó que, por ejemplo, el propio Marulanda, él era miembro del partido liberal. Y como muchos dirigentes y ciudadanos adheridos a ese partido liberal en Colombia  y debido a la rabia que generó el asesinato de Gaitán fueron al monte y aparecen las FARC y el ELN. Es decir, son condiciones propias. Ahora que se vincule a las FARC a situaciones de raptos y secuestros, como fue el caso de la hija de Cubas, el caso Debernardi, arguyendo que encontraron cajetillas de cigarrillos de marca colombiana: es un cuento chino. Eso da más risa que otra cosa. 
Incluso al telón EPP, para mí es el sector ganadero, oligárquico, archiconservador, el sector narcotraficante, se ponen de acuerdo y crean toda una cuestión medio mítica, que incluso da risa. Un pelotón de 50 o 70 policías va finalmente, asesinan a un ciudadano, que yo no sé el grado de responsabilidad que haya tenido o no, en condiciones de pena de muerte, etc. O sea, inventar un cuco: eso es el Plan Colombia y tiene mucho que ver con eso. Nosotros no deberíamos permitir eso y deberíamos ser más consecuentes con nuestras preocupaciones y tratar de alertar incluso a la ciudadanía. No quiero decir que la situación no esté dada. Hay una situación de provocación, pero de que en Paraguay hayan quedado resquicios de una guerrilla, de un movimiento guerrillero, de guerrilleros urbanos, etc., eso no es cierto. Estamos en otra temática. Y fundamentalmente las conquistas hoy se realizan no con las armas, sino con las urnas. Entonces eso es lo que hoy no le está gustando al imperio, al sistema colonial. No desean que en Paraguay los ciudadanos seamos más conscientes de los problemas y aptos de participar en un proceso de democratización más profunda y más extensiva en favor de todos los paraguayos.    

Me dijiste que te vas a Francia. Sí, es una reunión de representantes de la  UNESCO. Buen viaje. Gracias.