martes, 8 de mayo de 2012

El día es hoy



"Tragos libres para las chicas y cerveza libre para los muchachos", es la promesa de cambio del MIF. 

"Vote en blanco. ¡Tanto desastre a dónde nos lleva! A pensar, compañeros, así no hay progreso", reza la leyenda de un volante manual.


Escribo en la víspera de las elecciones del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía UNA (CEFFUNA). Cuando lo lean el día será hoy. A falta de sondeos de opinión y preferencia, me arriesgo a decir que el Movimiento por la Revolución Estudiantil (MRE) parte como favorito. Son muchos los cuestionamientos a la gestión de este grupo, pero en lo que más se ha puesto el acento es en su afiliación política, principalmente por la supuesta indiferenciación de los ámbitos estudiantil y partidario que practica esta corriente al mezclar las citadas instancias. Pero en algunos episodios los reclamos, que bien pueden ser atendibles, pues el ámbito universitario debe ser independiente de las injerencias partidarias, parecen tomar el cariz de una cierta fobia macartista.

Las propuestas son varias: boleto estudiantil, arancel cero, excelencia académica y un largo etcétera. Sin embargo, lo que más alerta causa es el bajo nivel del proselitismo opositor. No afirmo aquí que el oficialismo esté exento de la pobreza de toda pobredad que ha exhibido la presente campaña, pródiga en gritos, insultos y hasta violencia. (La estudiante Adriana Valdez asegura en un comunicado haber sido agredida durante una asamblea por el candidato del MIF Néstor Paredes, hecho ante el cual radicó una denuncia).

Existen numerosas notas jocosas. Digámoslo de esta manera para ser amables. Veamos algunas de ellas. Durante la campaña, en la visita a los alumnos del primero de Ciencias de la Comunicación (en el supuesto de que no hayan repetido lo mismo en todos los cursos), los candidatos de la Unión Progresista Universitaria (UPU) prometieron, entre otras cosas, liberar a la facultad del estigma y la mala fama de ser una institución de zurdos. Mis más buenos deseos en esa cruzada, a pesar de que no puedo evitar relacionarla con aquella “solución final” cuyos resultados todos conocemos. Lo paradójico aquí es que el nombre del movimiento reivindica una posición política de izquierdas, puesto que se dice progresista. No es un hecho menor que esta gente no sepa dónde está parada en materia de tipologías políticas.

Pero el mayor bochorno en este asunto lo aportó el Movimiento por la Integración de Filosofía (MIF). En el cierre de su campaña, sin guardar siquiera las formas, en lugar de ahondar en el modelo de centro que proponen como alternativa a la gestión que airadamente critican, ofrecieron como promesa de cambio “tragos libres para las chicas y cerveza libre para los muchachos”.

Esto nos remonta a la peor herencia de la maquinaria prebendaria del Partido Colorado, que se mantuvo en el poder por seis décadas, más de la mitad de ellas bajo una atroz dictadura. Compra de votos, carne asada y caña por doquier: esos fueron históricamente los mecanismos persuasivos de la ANR para ganar adherentes. ¿Qué se puede esperar de una democracia borracha? Esto no es democracia, sino su más directa negación.

Los resultados de la hegemonía de este partido en el ámbito universitario –principalmente en la Facultad de Derecho, degradada a una seccional colorada– son harto conocidos: un Poder Judicial viciado donde el crimen es el mejor negocio, una camarilla de pícaros y truhanes más que una institución republicana.

El hastío parece haber cundido en parte del estudiantado, que rechaza con gesto cansado las continuas muestras de la más baja politiquería. Hay repetidos llamados para votar en blanco. Una decisión legítima y respetable. En cambio, en lo particular considero que al blanco se le pegan con mayor facilidad las manchas y el barro.