En esta entrevista con el economista Luis Rojas Villagra, miembro de la Sociedad de Economía Política del Paraguay (Seppy) e investigador del Centro de Estudios Heñoi, abordamos de manera somera los problemas más candentes que afectan a la economía paraguaya actual. Entre las cuestiones más acuciantes se analiza la inflación, además de aspectos estructurales como la desindustrialización, la dependencia de factores externos como el mercado del petróleo, los precios internacionales de los commodities, la importación de alimentos y la pérdida de la diversidad agrícola ante el avance del agribusiness.
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El economista Luis Rojas Villagra. Foto:
medium.com
Pero más que limitarse
a presentar un cuadro sombrío de la situación, se intenta sobre todo exponer en
los términos más sencillos posibles algunas de las lógicas que subyacen al
funcionamiento del engranaje económico de un país, así como algunas
herramientas disponibles que pueden servir de palanca para subir la cuesta.
–La economía paraguaya
se ha jactado en los últimos tiempos de su desempeño macroeconómico y la
estabilidad de precios. Sin embargo, actualmente padecemos una espiral
inflacionaria de las más altas de la región y un creciente déficit fiscal. ¿A
qué se debe este fenómeno repentino?
–En Paraguay hay un
discurso centrado en el tema de la estabilidad macroeconómica, estabilidad de
precios, tipo de cambio como signo de una economía saludable. De hecho, en
algunos años hay esa estabilidad macro. Sin embargo, eso no significa que haya
desarrollo económico, que haya desarrollo social, inclusión social, que haya
mejoramiento del empleo, indicadores sociales, de las oportunidades porque la
economía paraguaya es asimétrica, tiene sectores muy diferentes. Hay sectores
que ganan mucho dinero con esa estabilidad macroeconómica como el sector
sojero, el sector agroexportador, el sector financiero, el sector inmobiliario.
Pero otros sectores no se benefician de esa estabilidad macroeconómica. El
sector en general de los trabajadores en la informalidad, el campesinado,
sectores que están en la pobreza o muy cerca de la pobreza no son beneficiarios
de esa estabilidad. Ese discurso solo beneficia a una pequeña élite.
El déficit fiscal no es
algo nuevo, es algo que ya viene de los últimos años y se va profundizando por
los escasos recursos con los que cuenta el Estado y los crecientes compromisos.
Deuda por un lado, que implica muchos recursos, y después mantener el aparato
estatal, que también es costoso, y en un marco de corrupción aún más. Entonces
ese es un déficit permanente que está ahí creciendo. Y la espiral inflacionaria
es un fenómeno regional e incluso mundial. Cada país tiene sus
particularidades, pero en general hay una presión inflacionaria por el aumento
del precio del petróleo, del combustible, de la deuda a nivel mundial. Sin duda
hay también emisión de divisas, de dinero en los diferentes países, emisión
inorgánica. Es una mezcla de variables externas e internas, ya que cada país
tiene sus elementos inflacionarios. En el caso paraguayo, la sequía y el cambio
climático golpearon fuertemente todo lo que es la producción primaria, y eso
lógicamente afecta la producción y también los precios.
Otro problema en el
caso paraguayo es que no tiene industria desarrollada en varios sectores,
entonces depende completamente de la importación de productos extranjeros
industriales, desde productos de limpieza, aseo, alimentos, procesados,
maquinaria, vehículos, electrodomésticos, muchas materias primas. Todo eso se
importa en dólares y es una fuente inflacionaria permanente de altos costos, ya
que no se maneja desde Paraguay el valor del dólar y de las importaciones, que
se tienen que tomar. Ese es un poco el contexto actual. La inflación es
mundial, regional y local. Es un fenómeno alimentado por varias causas: la
deuda, la emisión inorgánica, el petróleo, la crisis climática, la poca
industrialización, el dólar alto son los principales factores de esta tendencia
inflacionaria.
–¿Quiénes se están
quedando con ese dinero que resulta de la pérdida del poder adquisitivo de la
gente?
–Eso es muy complejo,
muy difícil saber quién se va quedando con eso. Son los actores más fuertes en
la economía, por ejemplo el sistema financiero, los acreedores de deudas a
nivel mundial, no solo en Paraguay. Hay una deuda gigantesca a nivel mundial de
gobiernos, de empresas, de personas, un endeudamiento enorme. Entonces eso se
va pagando y los gobiernos recurren incluso a la emisión inorgánica para pagar
deudas. Y es una ganancia del sistema financiero que está cobrando esas deudas,
esos intereses.
Probablemente también
las empresas petroleras que mantienen relativamente estables sus costos de
producción del petróleo, pero los precios están para arriba por las presiones
del mercado, de oferta-demanda, la guerra y la propia especulación en el
mercado. Entonces van captando una plusvalía con precios más elevados y
sectores productores también se van quedando con eso; el sector ganadero entre
ellos, que está vendiendo la carne a precios más elevados y con ganancias extra
por esos precios. Esos beneficios van quedando en sectores concentrados de
mucho poder económico.
–¿Te parece que de aquí
a algunos años podríamos tener una crisis a causa de la deuda como una cesación
de pagos y consecuentes planes de ajuste?
–Claro. Esta situación
puede llevar a una situación de crisis de deuda, de cesación de pagos, porque
va creciendo el nivel de endeudamiento de manera acelerada y eso compromete
recursos del Presupuesto General de la Nación (PGN) crecientes. Cada año se
debe destinar más dinero al pago de intereses y pago de capital, que se incluye
en el PGN. Esto absorbe un porcentaje cada vez mayor del presupuesto estatal y
como no hay un aumento en la recaudación, no hay nuevos impuestos, lógicamente
eso va en detrimento de gastos sociales, gastos de inversión.
Esta tendencia a un
aumento del endeudamiento en un momento puede llegar a una crisis de la deuda,
una cesación de pagos por escasez de recursos. Pero previendo eso el Gobierno
ya aprobó esa ley de bicicleteo, la ley de administración de pasivos. Esta es una
ley para que el Ejecutivo vaya emitiendo bonos soberanos sin necesidad de
autorización del Congreso. Emite bonos para refinanciar los bonos que van
venciendo.
Entonces el Gobierno
contrata nueva deuda para cubrir esos vencimientos, va tirando la cancelación
de las deudas para adelante justamente previendo que puede haber una cesación
de pagos y entonces no se cancela, no se paga la deuda y se patea para
adelante, pero la deuda crece y hay intereses en estas operaciones cada vez
mayores. Y esto en un futuro puede implicar una cesación de pagos, una crisis y
todo lo que eso implica. Lo que hace falta es una corrección del sistema
tributario, mejorar los mecanismos de recaudación y reducir la dependencia que
se tiene de la deuda, de los bonos, que es la mala costumbre que adquirieron
los gobiernos en nuestro país en los últimos años.
–¿Qué medidas se
deberían tomar para frenar este aumento generalizado del costo de vida?
–Las medidas que hay
que tomar son muchas para contener este aumento de la inflación. Por un lado,
frenar el endeudamiento mejorando la recaudación de impuestos, reducir la
corrupción, reducir la impunidad. Después hay que fortalecer la producción, la
agricultura familiar campesina, o sea diversificar la producción agrícola,
fortalecer al campesinado, que es el que produce más diversidad de cultivos,
hortalizas, frutas, legumbres, tubérculos, toda esa variedad de productos que hoy
en día hay escasez, se produce poco, por lo que se importa mucho de afuera.
Hay que fortalecer ese sector
para aumentar la oferta, la calidad y también bajar los precios. Además, hay
que tener una política con relación al combustible, no se puede seguir
dependiendo del petróleo, que Paraguay no produce. Hay que electrificar el
sistema de transporte, o sea, usar la electricidad en transporte público y vehículos
privados. En suma, reducir la dependencia del petróleo y promover la industrialización
de productos en nuestro país a partir de la materia prima nacional buscando
generar empleo, generar valor, generar productos nacionales que no dependan de
la importación, que no dependan del dólar y con eso evitar los vaivenes de
depender de precios internacionales.
En el caso de la carne, por ejemplo, alguna normativa tiene que haber, alguna restricción a la exportación. Es decir, tendría que haber cuotas, cupos de mercado para abastecer primero al mercado interno con la cantidad suficiente y a precios accesibles, y después para la exportación. Pero hoy día se exporta casi todo, queda muy poco y a precios muy caros. Entonces hay que tomar medidas en varios sectores para contener la inflación y fortalecer la base productiva para ofrecer precios razonables a la población.