María Emilia Musacchio, artista plástica. |
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¿Qué somos? ¿Algo más que un pedazo de carne? |
“Este es un grito
exasperado, pero con profunda esperanza”, anuncia Mili mientras abre la puerta
y nos dirigimos al patio para ver la muestra que está montando. “Soy María
Emilia Musacchio… podría decir que experimento con el arte. Me reconozco como
deudora del muralismo mexicano en el sentido de que mi obra tiene un fin
educativo, un llamado a la reflexión y a la acción social”, se presenta.
La instalación consiste en una precaria habitación en la que lo primero que se logra entrever desde afuera es un humilde moisés. A medida que uno se acerca advierte una silueta todavía indefinible por el efecto del mosquitero que cubre el lecho. Pero no es un bebé el que reposa en el cesto, sino un pedazo de carne.
La instalación consiste en una precaria habitación en la que lo primero que se logra entrever desde afuera es un humilde moisés. A medida que uno se acerca advierte una silueta todavía indefinible por el efecto del mosquitero que cubre el lecho. Pero no es un bebé el que reposa en el cesto, sino un pedazo de carne.
“Lo que pretendo decir es que, para la gente,
un niño que nace en exclusión no es más que eso: un pedazo de carne que no le
interesa a nadie. Me gustaría que esta
exposición sirva para llamar la atención de toda la sociedad para que entre
todos pensemos cómo podemos cambiar las cosas. Esta obra es un pedido de
auxilio”, explica Musacchio.
María
Emilia nació en Rosario, pero vive en nuestro país hace casi 20 años. Se dice
completamente convencida en la potencialidad política y transformadora de la
expresión artística, en la capacidad de esta de desestabilizar las certezas y
las convenciones, de luchar contra la naturalización del horror y la
injusticia. Pero con esto no se refiere a un arte enclaustrado en las galerías,
sino uno que salga del ámbito estrictamente acotado del museo y que llegue a la
gente. No el objeto bello y armónico de la vidriera, sino la imagen violenta y
descarnada de la calle.
“Trato
también de que la gente sea parte de la obra, participando directa o
indirectamente, para abreviar esa enorme distancia que se ha construido en
torno al arte de hoy y el observador común. Esta exposición fue concebida para
ser presentada frente al Congreso a fin de plantear la interrogante sobre qué somos
para estos parlamentarios. ¿Un simple pedazo de carne, un bocado para
satisfacer la voracidad de este canibalismo social? ¿Su morfi, su asado, lo que
están currando de nosotros?”, se pregunta.
En
2008 representó a Paraguay con esta muestra, Niño silvestre. Aichecharanga,
en un concurso del Salón Regional de Artes Visuales Arpa (Argentina-Paraguay),
Corrientes, del que resultó ganadora del primer premio. El título es una
reminiscencia de una canción de Serrat y tiene por objeto denunciar la
problemática del abandono infantil, la pobreza y la marginalidad.
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El chico de la fana |
Hace
una pausa y respira unos segundos. Toca en la flauta ciertos aires de
carnavalito. Fumamos un poco y nos despedimos. Algún niño silvestre estará
tumbado en la acera. El hambre y el dolor apenas le dejan dormir. Al señor de
traje le han rayado el convertible. Apenas cabe en sí de la rabia. “Piden bajar
la edad de imputabilidad”, dicen las noticias.
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