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Foto: Olimpia Media. |
En
este primer partido ante el Delfín de Ecuador nos quedamos con las
ganas, pues de estar ganando la mayor parte del trance terminamos
empatados con un gol producto de un craso error en la salida. La
falta de atención y comunicación entre Ortiz y Aguilar costaron
caro. ¡Ese error!, Richard, no lo podemos cometer nunca y menos en
la Libertadores.
En
líneas generales se ve que el equipo está funcionando aún a media
máquina, tanto en lo físico como en lo futbolístico. Faltó más
ímpetu, generación y juego colectivo. Los destellos individuales no
bastaron y faltó más decisión. Cuando el arco está enfrente y
tenemos la pelota, hay que arriesgarse más y dudar menos.
Atacamos
con un recurso siempre valioso y que muchas veces rindió sus frutos
a los equipos paraguayos: apoyo en ataque de parte de elementos de
defensa proyectando pelotas aéreas en búsqueda del cabezazo, que en
este caso llegó con Alcaraz apenas comenzado el partido luego del
excelente centro de Otálvaro.
Aunque
apareció poco, la presencia desde el inicio de nuestro capitán,
Roque Santa Cruz, es siempre importante y además estuvo a
centímetros del gol apenas tuvo la primera oportunidad. Cuando él
está en la cancha insufla al equipo otra moral por su disciplina y
fortaleza, aguantado arriba, bajando, asistiendo y en el momento
menos pensado llegando justo para meter el pie o el testazo.
Por
Derlis González se hizo un gran esfuerzo y si mantiene la serenidad
con su talento puede aportar mucho más si no se deja provocar por
situaciones irremediables como el arbitraje o infracciones no
cobradas. Ayer se mostró escurridizo y molesto peleando todas las
pelotas, aunque parezcan perdidas. Además de esa excelente
definición ligeramente desviada por el arquero al palo y un balazo
en la parte externa de la red, esperemos que la puntería se vaya
afinando así como la coordinación con el resto del equipo.
En
tanto, Adebayor, el fichaje más promocionado en el fútbol
sudamericano esta temporada, entró para los últimos 15 minutos, un
tiempo demasiado breve como para poder mostrar algo, excepto algún
eventual golpe de suerte que depende más del azar. Le costó
acomodarse y cuando pudo hacerlo le quitaron rápido el balón. Aún
no está en forma y falta entendimiento con el equipo, algo que es
posible mejorar teniendo más minutos en el torneo local y en lo que
resta de la primera ronda antes de enfrentar escollos más exigentes,
ya que considero que para eso se lo trajo: para aportar cuota de gol
en los momentos decisivos y definitorios.
Hay
varios detalles que ajustar, especialmente en la parte defensiva. En
este sentido, es de desear que José Leguizamón sea más cauto y
brinde más seguridad en el área evitando faltas o complicaciones
innecesarias en la salida. Además, en el partido de ayer Delfín
probó mucho y encontró varios espacios por el lado de Otálvaro,
que siempre es importante dando asistencias con sus corridas
ofensivas y centros, como de hecho fue en el caso del gol, pero es un
aspecto a cuidar la necesidad de volver a tiempo para cubrir su
puesto.
A
más de ello, esperamos que Alfredo Aguilar, sin dudas un gran
arquero, tenga pleno manejo emocional de la situación y no incurra
en errores por nerviosismo. Al jugar por el Olimpia debe estar
preparado para los máximos desafíos y la presión extrema.
No
hay que activar la alarma, pero tampoco dejarse estar. Se pudo jugar
mejor, pero tenemos tiempo para recuperarnos y debemos tener en
cuenta que sumamos de visitantes, algo que siempre es importante.
Tenemos grandes valores trabajando dentro y fuera de la cancha. Bajo
la dirección técnica de Garnero, con quien rompimos numerosos
récords en el fútbol paraguayo y somos tetracampeones después de
mucho, deseamos que ahora se puedan trasladar sus imbatibles marcas
al ámbito internacional luego de algunos traspiés y hasta un dejo
de mala suerte que nos valieron dolorosas eliminaciones en las dos
últimas ediciones.
Sin
duda las fortalezas de este equipo son mayores que sus flancos
débiles, pero no por ello debemos evitar hablar de ellos, sino más
bien intentar remediarlos a tiempo. En varias jugadas anuladas se
dieron claras advertencias sobre las partes permeables en la línea
defensiva y el travesaño nos salvó en tres ocasiones.
Pero,
además de lo futbolístico, lo importante es siempre mantener la
humildad. Nos relajamos y nos empataron. No existe equipo chico y no
debemos confiarnos ciegamente. Ya hemos tenido penosas lecciones y es
preciso aprender de ellas. Por lo demás, este equipo ilusiona, este
equipo tiene condiciones, este equipo puede. ¡Vamos, Olimpia! En
este 2020 ganar la cuarta Libertadores es un sueño posible.
2 comentarios:
Muy buen artículo pero debemos poner como se dice en la jerga futbolera más "huevos "
Sos un capo Paulo López, excelente articulo!
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