Reflexiones
sobre el Olimpia en tiempos de la pandemia. Pero primero una pequeña
sugerencia para soportar el tiempo de cuarentena en la casa.
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Foto: @elClubOlimpia |
A
mi parecer, una de las mejores escenas de la película es la de
cuando el coach, personificado por un siempre genial Forest Whitaker,
se encuentra con uno de sus pupilos tras el paso del huracán. JJ
está lanzando nerviosamente la pelota contra un tablero sin aro
desde una invisible línea de libres en medio de un gimnasio anegado
y en ruinas.
Luego
de que el entrenador le pregunta cómo se encuentra, el jugador solo
atina a retrucar sobre a qué hora sería la práctica del día
siguiente, puesto que la temporada está a una semana de iniciarse.
JJ lo perdió todo e incluso así, o tal vez por ello mismo, su mente
estaba puesta solo en el objetivo de que su equipo llegue bien al
torneo cuando en realidad las cosas daban más bien para pensar que
todo estaba perdido, no solo la competencia. En medio de tanta
desolación y sufrimiento, este equipo que supo consagrarse campeón
estatal en la temporada 2005-2006 nos brinda una emotiva lección de
persistencia y entereza.
Ahora
bien, no quiero privar a los eventuales lectores de este comentario
de que transiten por ellos mismos a través de esta belleza de
película, por lo que pasaré a ocuparme directamente del asunto que
motiva estas líneas: la temporada 2020 del Olimpia, que está
suspendida actualmente por la pandemia de coronavirus.
Esta
prolongada pausa puede servir para la reflexión e incluso para
mejorar nuestras posibilidades de éxito. Hay que estar preparados
además para un largo parate debido a la llegada del invierno al
Hemisferio Sur. Aún no sabemos qué escenario puede depararnos la
pandemia. Pero a no desanimarse.
El
año empezó con mucha ilusión y entusiasmo. Llegamos como
tetracampeones del fútbol paraguayo y ansiosos por que los éxitos a
nivel local puedan replicarse a nivel internacional. El profe Daniel
Garnero imprimió al equipo un estilo de juego que le valió ejercer
una hegemonía indiscutible en los dos últimos años.
Tras
dos eliminaciones tempraneras y dolorosas en competencias
internacionales, el apoyo a Garnero se mantuvo casi inconmovible para
que este año se pueda hacer realidad aquello que el refrán popular
promete a aquellos que han fracasado dos veces consecutivas: la
tercera la vencida. (Bueno, cierto, es un cliché barato, pero me
consta que más de una vez resultó ser cierto). No sabemos cómo
estará Roque el próximo año, por lo que esta temporada es más que
clave para lograr que uno de nuestros máximos ídolos pueda
retirarse alzando la ansiada cuarta Libertadores.
En
principio la propuesta de Garnero de hacer un juego distinto, salir
tocando desde atrás en lugar del saque largo en busca del centro y
cabeza fue muy elogiada y transmitía optimismo al prometer la
combinación perfecta: buen fútbol y éxitos deportivos.
Este
planteamiento le costó de entrada el puesto a Daniel Azcona, quien
venía desempeñándose como un indiscutible en el arco titular,
brindando seguridad y practicidad. En su lugar llegó Alfredo
Aguilar, quien al tener habilidad en el juego con los pies respondía
al estilo planteado de salir jugando desde el fondo. Pero los toques
permanentes retrasados hasta el arquero para volver a armar parece
ser una fórmula que ya no goza de la aprobación de todos.
De
hecho, ya nos costó cometer errores que nos privaron de la victoria
ante Delfín de Ecuador en la primera fecha.
Aguilar es, sin dudas, un arquero de excelentes condiciones,
pero le falta madurar en lo emocional para que los nervios no le
jueguen una mala pasada. En eso podría enfocarse en este tiempo a
fin de ganar más confianza en sí mismo y en su gran potencial, que
lo tiene y mucho.
Por
su parte, en la segunda fecha la nota positiva la dio Carlos
Rolón, quien entró en lugar de José Leguizamón y, además
de hacer bien sus tareas, aportó con un gol. En mi opinión es un
cambio que debería ser definitivo. En tanto, Sergio
Otálvaro es siempre importante con sus proyecciones por los
costados aportando en la ofensiva, por lo que es más que necesario
alguien con solvencia y seguridad para cubrirle las espaldas mientras
regresa.
Antolín
Alcaraz es algo lento para ello, pero no obstante esto marca
presencia y seguridad, aunque le han ganado un par de veces pelotas
claves por arriba, que es donde se espera su mayor aporte. Miguel
Samudio es rápido y marca bien. Por otro lado, esperamos que Diego
Polenta pueda tener la confianza del técnico y pronto pueda
aparecer de titular, ya que cuando tuvo la oportunidad se complementó
bien con Rolón, con quien comparte juventud y rapidez.
En
el mediocampo Alejandro Silva
no está pasando por su mejor momento, pero con mayor
concentración y disciplina puede retomar su nivel. Su aporte en la
segunda fecha fue fundamental brindando las asistencias para los dos
goles, además de un remate que dio en el palo. A Silva lo
caracteriza su buena pegada, por lo que soltándose y arriesgándose
más también podrá llegar a los goles.
De
su lado, la gente también está pidiendo mucho por Jorge Rojas en el
medio para marcar mayor presencia en el juego con velocidad y
contragolpes. Ortiz, a pesar de su buena salida, ya está lento para
los partidos internacionales. Es bien sabido que el temperamento y la
fuerza son las virtudes del juego de Rodrigo Rojas,
pero cuando las cosas no le salen siempre termina amonestado y debe
cuidar ese aspecto para no dejar al equipo con uno menos en momentos
decisivos.
Nicolás
Domingo, a pesar de lo poco que ha jugado aún, ya ha conquistado a
muchos con su entrega en la cancha. Es un jugador serio que ha
decidido respetar las medidas impuestas en el marco de la crisis
sanitaria, marca bien en el medio y tiene buenos centros para buscar
la cabeza de Roque Santa Cruz,
nuestra máxima estrella, de quien no hay mucho que agregar.
Cuando nuestro capitán está en la cancha el equipo tiene otra moral y, aunque a
veces aparezca poco, en el momento menos pensado siempre está en el
lugar oportuno.
En
cuanto a Derlis González,
nadie duda de su habilidad, talento y capacidad para generar
desequilibrio, pero no debe olvidarse de que el fútbol es un juego
de equipo y que obrando en consecuencia las chances son mayores.
Tampoco debe dejarse turbar por factores irremediables como el
arbitraje. Además, la buena noticia es que Néstor Camacho está
reapareciendo luego de lo que ya parecía el fin de su ciclo en el
Olimpia y puede ser una figura de gravitancia en el recambio junto
con Brian Montenegro, quien
afinando un poco (o más que un poco) la puntería puede llegar a ser
un prolífico goleador.
Esta
pausa también puede servir para recuperar a plenitud a Tabaré
Viudez, quien apenas llegado se robó el corazón de la hinchada con
sus remates de larga distancia. No me gustó las veces que jugó de
titular, pero es un arma poderosa y de temer desde la banca.
Es
difícil resumir y hablar de todos. Por el momento no sabemos qué
pasará con nuestro fichaje
estrella, Emmanuel
Adebayor, quien en plena cuarentena se mandó mudar en contra
de todas las recomendaciones.
Esto
apenas comienza y según anuncian lo jodido está aún por venir.
Mientras tanto, a tomar los recaudos necesarios y a disfrutar del
buen cine en casa, ya que más pronto que
tarde la gloriosa Franja Negra estará de regreso en las canchas.
Mis agradecimientos
a dos enfermos del Olimpia, Daniel López y Roberto Ocampos, por sus
valiosos aportes para la redacción de este artículo.
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