¿Es posible que una persona que nos haya abandonado físicamente pueda seguir realizando algunas de sus labores rutinarias?
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Imagen: istockphoto |
Tras una crisis de paranoia pandémica, vuelvo con mucha reserva al trabajo presencial. Estaciono la bici, me lavo las manos y las desinfecto con alcohol. Saludo al guardia y a la recepcionista, marco la entrada y luego subo las escaleras.
A la hora del cierre ya no queda casi nadie de los pocos que concurren a la redacción. Todo está en silencio hasta que de pronto irrumpe el sonido de un blues a todo volumen. “Another empty hotel room/ Another lonely night ”, dice la canción.
El solo de saxo me
sumerge en una hipnótica somnolencia. Trato de hacer como si nada y vuelvo a lo
mío. Pero todas las noches lo mismo. El blues a todo volumen y de fondo un
tranquilo teclear casi al ritmo de la música como si alguien estuviera
saboreando las palabras mientras las escupe en forma de caracteres.
-Es el póra de
Mario Rubén –me asegura una corazonada.
1 comentario:
En verdad que este relato me causa una inmensa alegria y emocion..gracias..!!
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