sábado, 26 de septiembre de 2020

La engañosa diplomacia electoralista de Donald Trump

¿Cuáles serían las motivaciones del presidente norteamericano en impulsar los “acuerdos de paz” entre Israel, Bahrein y Emiratos Árabes Unidos, que nunca estuvieron en guerra? Si no es un acuerdo de paz, qué es. Cómo queda Palestina.


Foto: Alex Wong/Getty Images

Las elecciones presidenciales de los EEUU están previstas para el próximo 3 de noviembre y –como ocurrió casi siempre, salvo algunas excepciones– el mandatario en ejercicio, en este caso Donald Trump, optará por buscar su reelección para ejercer otro mandato de cuatro años. Para ello deberá superar al exvicepresidente Joe Biden.

El mal manejo de la crisis sanitaria por el COVID-19, con más de 7.000.000 de casos y más de 200.000 muertos, y las protestas por la muerte de ciudadanos afroamericanos a manos de la policía, además de los incendios forestales en la costa oeste, son elementos que conspiran en contra del éxito de cualquier campaña electoral. En este sentido, tampoco debe perderse de vista que Trump accedió al cargo habiendo perdido la elección popular por casi 3.000.000 de votos y solo gracias al particularísimo sistema norteamericano de los colegios electorales fue consagrado como el 45.º presidente de los EEUU.

Ante este escenario, el propio Trump abrió el paraguas de antemano y denunció un inminente fraude en el voto por correspondencia para supuestamente favorecer a su rival demócrata. Además, se negó a hacer un compromiso de transición pacífica del poder en caso de que resulte derrotado en los comicios.

Por su parte, Biden, con la elección de su compañera de fórmula, la senadora “birracial” Kamala Harris (hija de madre india y padre jamaiquino), hizo un claro guiño al efervescente movimiento Black Lives Matter. Las protestas antirracistas se diseminaron a lo largo del país por una multiplicidad de factores como la crisis sanitaria y económica. Sin embargo, el impacto no hubiera sido tal sin una prueba documental tan contundente como el video en el que un agonizante George Floyd suplica al policía que le presiona la garganta con la rodilla: “Please, I can’t breathe, man” (Por favor, no puedo respirar, tío).

El “acuerdo de paz”

En este contexto general se realizó la firma de los Acuerdos de Abraham entre el premier israelí, Benjamin Netanyahu; el ministro de Relaciones Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), el jeque Abdullah bin Zayed al-Nahyan, y el ministro de Relaciones Exteriores de Bahrein, Abdullatif Al Zayani, mediante los cuales estas tres naciones establecen relaciones diplomáticas.

Poco después del anuncio del “acuerdo de paz histórico”, Trump, quien calificó el hecho como el “amanecer de un nuevo Medio Oriente”, ya fue nominado para el premio Nobel de la Paz 2021 de la mano de un político noruego ultraderechista. Para añadir más pirotecnia mediática al asunto, se adelantó que pronto se sumarían otros cinco países árabes, entre ellos Arabia Saudita.

Sin embargo, algunos analistas han cuestionado el empleo del término “tratado de paz” entre estos países que nunca estuvieron en guerra y que están separados por unos 2.000 kilómetros de distancia. Lo que realmente se efectuó fue el establecimiento de relaciones diplomáticas.

No es un tratado de paz porque no había guerra. Se está formalizando una relación que no existía y, como en las telenovelas, había una fobia, pero ahora se casaron, y eso es importante”, dijo citado por la cadena rusa Sputnik Arieh Kacowicz, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

No obstante ello, no le restó significación al acuerdo y lo calificó de muy positivo, teniendo en cuenta la importancia estratégica y lucrativa de los países del Golfo. En cambio, enfatizó que estos acuerdos no resultan en nada comparables a los de Camp David de 1978, mediante los cuales Israel y Egipto firmaron la paz tras la Guerra de los Seis Días. Las negociaciones se realizaron también a instancias de un presidente norteamericano, el demócrata Jimmy Carter, quien en el 2002 recibió el premio Nobel de la Paz por “sus esfuerzos para resolver conflictos”. Sería esto lo que Trump está intentando emular.

¿Pero si no es un tratado de paz, como se vio, entonces qué es? Además de lo que ya se ha dicho en materia de cooperación en ciencia y la tecnología, se trata de una alianza estratégica entre Israel y las monarquías sunitas para enfrentar al enemigo en común, el chiíta Irán. Desde su toma de mando, Trump ha maniobrado para aislar a este país del escenario mundial a fin de no permitirle extender su influencia. Una de sus primeras medidas importantes en materia de política internacional fue el retiro de EEUU del acuerdo firmado con Irán en el 2015 por su antecesor, Barack Obama, más Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania, con el fin de levantar las sanciones económicas contra el país persa a cambio de una limitación de su programa nuclear a objetivos civiles.

Otro importante trasfondo de los Acuerdos de Abraham es que darían vía libre a una millonaria venta a EAU de aviones cazabombarderos F-35 de fabricación norteamericana, algo a lo que se había opuesto Israel hasta antes de la firma de este pacto.

Tras la firma del acuerdo, EAU podría concretar una multimillonaria compra de cazabombarderos F-35 de los EEUU. Foto: USAF

Citada por la BBC Mundo, Bessma Momani, experta en Oriente Próximo de la Universidad de Waterloo, Canadá, señaló que el gran interés de Trump es captar el apoyo del “lobby israelí”, que suele realizar donaciones importantes a los candidatos del Partido Republicano. Además, observa que el presidente norteamericano ha dejado en claro que su principal interés hacia el Oriente Próximo es la venta de armas.

Para él, la política exterior se reduce a cuánto cuesta y qué se puede conseguir a cambio”, afirmó en declaraciones a la cadena británica.

Todo este barullo y un eventual Nobel de la Paz al promotor del convenio también es una oportuna maniobra de divertimento para el premier israelí, quien junto con su esposa enfrenta un proceso judicial por presuntos hechos de corrupción. Total, en la práctica Israel no cede nada, ya que mediante este trato el país hebreo solo renuncia a un plan de anexión de territorios palestinos aún no consumado y que además recibió críticas de todo el mundo apenas hecho público. Es decir, solo se abstendrá de concretar un hecho repudiable condenado por gran parte de la comunidad internacional.

De todas formas, Trump tiene razones para estar optimista, pues por mucho menos su antecesor recibió la preciada condecoración apenas nueve meses después de asumir en el cargo, quizá por ser el primer presidente afroamericano de los EEUU y el sucesor de George Bush, quien terminó su mandato bastante desprestigiado en el ámbito internacional luego del engaño sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak utilizado como pretexto para deponer a Sadam Husein.

¿Y Palestina?

Mientras todo esto tiene lugar, no hay vestigio alguno de una pronta perspectiva de paz con los palestinos. La principal traba sigue siendo la falta de acuerdo para la creación de los dos Estados, que contemple para los palestinos una capital en Jerusalén Este. Esta aspiración choca con la férrea postura israelí de reclamar para sí la totalidad de la ciudad de Jerusalén como “capital eterna e indivisible” del Estado hebreo.

La situación de crisis humanitaria en Palestina no tiene visos de una pronta solución. Foto: Reuters

Como era de esperarse, los Acuerdos de Abraham fueron recibidos con lanzamientos de cohetes de parte de Hamas. En tanto, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, advirtió que una paz en el Medio Oriente no sería posible sin un acuerdo israelo-palestino que implique el retiro de Israel de los territorios ocupados.

Con este “último clavo en el ataúd de la solidaridad árabe y musulmana”, según las palabras del Dr. James Dorsey, Hamas y la Autoridad Palestina sufren un duro revés diplomático por la prevalencia de otros intereses y se ven compelidos a subirse a este carro para no quedarse hablando solos. Entre tanto, lo único que se avizora por lo pronto son más lanzamientos de cohetes desde Gaza, a los que de muy buena gana Israel responderá con represalias feroces y desproporcionales que irán agravando progresivamente la crisis humanitaria en la que se halla sumido el pueblo palestino.