sábado, 30 de octubre de 2021

El primer concierto de música clásica en Villa Elisa

Un sábado 30 de octubre como hoy, pero del 2010, se realizaba por primera vez en nuestra ciudad un concierto de repertorio clásico que incluyó obras de Mozart, Bach, Beethoven, Strauss, entre otros grandes compositores de la música culta y popular. Aquí una crónica en recuerdo de lo que fue aquella presentación.


Orquesta Juvenil de Cámara de Villa Elisa bajo la dirección de Blas Vivé.

Sábado a la noche. Muy poco de las formalidades propias de las salas de conciertos de gala, exceptuando la impecable vestimenta de los músicos y la parsimonia en la disposición de los instrumentos. Luego de afinar los últimos violines, el coro de niños sube en tropel las escaleras del polideportivo de la seccional que hacían de escenario. Entre risotadas y empellones se ubican cada uno en su lugar.

El director Oscar Ortellado es uno más entre los violinistas. No es el Uno separado de la sociedad, sino el líder que rige con el ejemplo, trabajando como el resto, sin tarima ni batuta.

La apertura musical estuvo a cargo de Rodrigo Molinas, con “Será”; Yamilia Osorio, con Mercedita; José Acosta y Cynthia Ojeda, con Mis noches sin ti, y la parte final del preludio estuvo a cargo del Grupo Coral con una versión de Pacholí, bajo la dirección del profesor Orlando Ramírez.

Posteriormente, la Orquesta de Principiantes se presentó con Estrellita del repertorio Suzuki y el Himno de la alegría de Ludwig van Beethoven.


Momento de la presentación de la Orquesta de Principiantes de Villa Elisa.

En el público se siente la emoción de ver a niños y niñas de seis a siete años interpretando a los más grandes compositores del repertorio clásico así como guaranias en muy peculiares versiones.

Luego se presenta el cuarteto conformado por Johana Murmyllo, Marco González, Francisco González y Rodrigo Brítez con los siguientes temas: Epilogue, Fade to black y Nothing else matters de Metallica con los arreglos de la banda finlandesa Apocalyptica. Luego, el quinteto integrado por Lisandry Martínez, Cristian Sosa, Wilson Domínguez, Camila Cáceres y Shirley Peralta ofrecieron Recuerdo de Ypacaraí de Demetrio Ortiz. En tanto, el dueto Camila Cáceres y Shirley Peralta interpretaron Bourrée de Johann Sebastian Bach y Minuet en G de Beethoven.

Bajo la dirección y guitarra del profesor Orlando Ramírez, con el acompañamiento del canto y guitarra de Rodrigo Molinas, Yamila Osorio, José Acosta y Cinthya Ojeda, el coro de principiantes estuvo conformado por Fabiola Paredes, Brenda Alcaraz, Fabricio Alcaraz, Oliver Alderete, Rodney Alderete, Alma Areco, Karen Baranda, Cynthia Cabaña, Jessica Chaile, Nazzar Chaile, Vanessa Correa, Leticia Delgado, Nelson Duré, Yeissi Galeano, Cindy González, Aline Hayashi, Celia Irala, Joaquín López, María Teresa Jara, Alejandra León, Rodrigo Martínez, Noelia Melgarejo, Almides Pittoni, Rubén Rolón y Sandra Zaracho.

Luego se presentó el dueto para violín y viola de Mozart con un dúo femenino. Posteriormente, el cuarteto de cuerdas hizo vibrantes interpretaciones de Fade to black, One y Nothing else matters de Metallica, en versión y arreglos de Apocalyptica. Entretanto, un quinteto hizo un collage musical interpretando temas como Dust in the wind de Kansas y Recuerdos de Ypacaraí. Le sigue otro dueto con la Bourrée de Bach y Minuet in G de Beethoven.

Segunda parte

Un pequeño receso de 10 minutos antes de la segunda parte, con el cierre a cargo de la Orquesta Juvenil de Cámara de Villa Elisa bajo la dirección de Blas Vivé, presentando un repertorio polícromo de canciones pop, clásicas y folclóricas.


El Grupo Coral presentó un repertorio de música folclórica.

En los primeros violines estaban la concertino Lissandra Martínez acompañada de Gessyka Garrido, Cristian Sosa y Wilson Domínguez; entre los segundos, Shirley Pereira, Camila Cáceres, Ever Martínez, Samuel Villalba; en la viola, Johana Murmyllo, Lizzabella Garrido y Marco González; violoncellos, Francisco González y Ever Martínez y en el contrabajo Rodrigo Brítez.

El repertorio fue el siguiente: Marcha Radetzchy de Strauss, Reales fuegos de artificio de Haendel, My heart will go on de Céline Dion, Yesterday de Lennon y McCartney, A mi manera de Frank Sinatra, Can Can de Offenbach, The pink phanter theme Henry Macini, Pequeña serenata nocturna de Mozart, Yo no sé por qué de Boggino. 

La audición concluyó con dos composiciones de uno de los máximos creadores de nuestra música, Herminio Giménez, con Pirayumi y Despedida. El público de Villa Elisa emocionado apreciaba su polca y su guarania con los sonidos del cello, la viola, el contrabajo y los violines.

La orquesta formada en el marco del proyecto Sonidos de la Tierra Villa Elisa realizó muchas otras presentaciones en templos, escuelas, plazas y salas de diversas ciudades del país. Varios de sus integrantes ingresaron al Conservatorio Nacional de Música (Conamu) para proseguir sus estudios y otros se desempeñan como instructores de los más pequeños que se van sumando.

Es de esperar que pronto, luego de este paréntesis por la pandemia, los tengamos de regreso en los escenarios.

lunes, 11 de octubre de 2021

Yerba mate: “Una superstición diabólica que acarrea muchos daños”

El consumo de la yerba mate es una de las costumbres más arraigadas en la cultura paraguaya y un elemento primordial de socialización, principalmente a través del tereré. Sin embargo, no siempre fue una costumbre aceptada, al menos en el plano oficial, puesto que llegó a ser perseguida por autoridades coloniales e incluso fue denunciada ante la Inquisición como una práctica demoniaca.

 

Grabado del siglo XVIII sobre proceso de secado y preparación de la yerba mate.

 

Este 11 de octubre se conmemora el Día de la Yerba Mate, una fecha instituida con el fin de difundir y valorizar su uso como elemento tradicional de la cultura paraguaya, así como para incentivar la investigación sobre sus propiedades y utilidades. El Ilex paraguayensies o ka’a, yerba en guaraní, es un cultivo que llegó a nosotros a través de los guaraníes, que bebían una infusión de las hojas de esta planta con fines estimulantes.

Desde la época de la Colonia, a falta de metales preciosos, la yerba fue uno de los principales rubros de la economía de la entonces provincia. No obstante, fue un género de la naturaleza cuyo valor fue menoscabado en principio por los españoles, quienes lo consideraron un producto pobre.

En el siglo XVII, al generalizarse su consumo, fue perseguida por las autoridades coloniales por supuestamente fomentar la holgazanería e incluso fue relacionada con prácticas diabólicas por la jerarquía eclesiástica. La historiadora Margarita Durán Estragó refiere, en el capítulo Conquista y colonización (1537-1680), que Hernandarias, el primer gobernador criollo de la Provincia del Paraguay, en 1618 buscó prohibir el uso de la yerba bajo la creencia de que hacía a los hombres “viciosos y haraganes” y que incluso ordenó la quema de varios cargamentos. Por su parte, el sacerdote jesuita Diego de Torres de Bollo denunció ante la Inquisición que se trataba de “una superstición diabólica que acarrea muchos daños”.

Sin embargo, los asuntos de Dios tuvieron que ser relegados ante las urgencias temporales, por lo que las denuncias no fueron oídas por la Corona española, que priorizó sus fines recaudatorios, asevera la autora. En cambio, a pesar del enriquecimiento de los comerciantes y los ingresos fiscales que generaba para la metrópoli, la economía provincial no se benefició significativamente del aumento de la explotación de este rubro y mucho menos los trabajadores de los yerbales, que debían soportar pesadas jornadas laborales atrapados en un círculo de esclavización a través de las deudas. (Este esquema de reclutamiento forzoso de trabajadores sería denunciado en tiempos muy posteriores por la lírica exaltada del escritor español Rafael Barrett en “Lo que son los yerbales”, un folleto publicado en 1918).

Los mensúes, cuya situación fuera vehementemente denunciada por el escritor español Rafael Barrett en su folleto titulado “Lo que son los yerbales”. 


A más de ello, en 1680 la castigada economía de la provincia tuvo que enfrentar una carga extra con la aplicación de nuevos impuestos a la yerba para financiar la defensa de Buenos Aires ante el ataque de los piratas ingleses. Durán Estragó detalla que esta imposición se cobraba en Santa Fe y consistía en “medio peso sobre cada arroba (antigua unidad de medida equivalente a 11,339 kilogramos, ndr.) de yerba introducida y un peso para la que iba al Perú y Tucumán”.

La “liberalización” del rubro

Si en principio los jesuitas denunciaron la yerba como un artificio del demonio, posteriormente esta se convertiría en el rubro estrella de las misiones controladas por la Compañía de Jesús. En el siglo XVIII, la orden sería beneficiada con el monopolio de la producción, por lo que pronto también tuvo que cambiar la versión sobre cómo se reveló al hombre el uso de esta planta. Si antes eran las fuerzas del mal, el relato tuvo que acomodarse y San Bartolomé pasó a ser el héroe cultural que instruyó sobre los usos y propiedades de este vegetal a los indígenas.

La importancia que adquirió este producto fue tal que los beneficios de los que gozaban los jesuitas despertaron los celos de los comerciantes criollos, lo cual terminaría desembocando en la Revolución de los Comuneros, un importante episodio de nuestra historia señalado como un antecedente fundamental de la Independencia.

El historiador Herib Caballero Campos, en un texto titulado El Virreinato del Río de la Plata (1776-1810), relata que luego de la expulsión de los jesuitas y el fin del beneficio monopólico que estos detentaban, la liberalización del rubro, una política impulsada en el marco de las reformas borbónicas, propició un considerable aumento de la producción.

Así, en 1776 las exportaciones de la yerba llegaron a 27.000 arrobas, que subieron a 125.271 arrobas en 1781 y 247.290 arrobas en 1783. El pico de la producción de la época llegaría en 1798 con 330.480 arrobas.

Su cultivo en la actualidad

Un documento de trabajo elaborado por la Ing. Agr. Zunilda Funes Godoy indica que la producción al 2018 llegó a 171.906 toneladas de la hoja verde y 65.324 toneladas de yerba mate canchada y elaborada en una superficie de 28.651 hectáreas. De esta forma, Paraguay se ubica como tercer productor mundial de este producto luego de Brasil y Argentina. Las exportaciones al 2020 fueron de 21.293.231 de kilos neto y USD 26.784.265 FOB (valor de la mercancía puesta en puerto), en tanto que las importaciones fueron de 228.924 kilos neto y USD 500.356 CIF (coste, seguro y flete).

La Ing. Agr. Zunilda Funes Godoy, experta en yerba mate y autora de numerosos informes sobre el rubro.


En tanto, datos del Centro Yerbatero indican que el sector emplea a unas 55.000 personas. En cuanto a su aporte tributario, dos empresas del ámbito figuran en el
ranking de los 500 mayores contribuyentes del Ministerio de Hacienda. Ambas firmas aportan en conjunto poco más de 5.800 millones de guaraníes al fisco en concepto de impuestos, intereses, mora, etc. 

La experta detalla que hay un total de 15.000 fincas dedicadas a este rubro, de las cuales el 92% de la producción primaria se realiza en el marco de la agricultura familiar y solo el 8% restante corresponde a la agricultura empresarial. La principal distorsión de mercado verificada es el oligopsonio, un pequeño grupo de compradores y acopiadores que imponen precios bajísimos a los productores, que desde siempre fueron el eslabón menos favorecido de la cadena.  

Un clima ideal

Nuestro clima y suelo, caluroso y húmedo, fueron especialmente propicios como hábitat de esta planta. En efecto, desde antaño los cronistas dieron cuenta de su uso como un modo de combatir los rigores de nuestro clima. En este sentido, la historiadora Margarita Miró Ibars, en un artículo titulado “La yerba mate en la cultura guaraní y el origen del tereré”, recoge un relato del padre y naturalista Pedro Montenegro (1663-1728), quien señala que “socorrió Dios con esta medicina a esta pobre tierra por ser más conducente a ella que el chocolate, y vino a sus naturales habitadores así como lo es el cacao en el Oriente, porque estas tierras muy calientes y húmedas causan graves relajaciones de miembros, por la grave aspersión de los poros, y vemos que de ordinario se suda con exceso, y no es remedio el vino ni cosas cálidas para reprimirlo, y la yerba sí, tomada en tiempo de calor con agua fría, como la usan los indios, y en tiempo frío o templado con agua caliente o templada”.

Actualmente su uso no conoce prácticamente de diferencias de clase, pues el hábito de beberla se halla difundido en todos los estratos sociales. Miró Ibars apunta a Eligio Ayala como promotor del consumo entre la élite paraguaya, pues hasta las primeras décadas del siglo pasado su uso se circunscribió a las clases pobres, especialmente a través del cocido. La autora añade que Ayala envió muestras a varios laboratorios del mundo confirmando las bondadosas cualidades de la yerba y la superior calidad química de la que se cultivaba en nuestro país. En efecto, varios estudios confirman sus propiedades nutritivas, estimulantes, digestivas, refrescantes, entre otras.

Datos sobre la planta publicados en catálogo europeo de botánica del siglo pasado.

Por ello, aunque la pandemia haya menoscabado su práctica aglutinadora, cuando el cuerpo y la mente parecen no dar más, ya sea en el campo o la ciudad, un par de sorbos bastarán para aplacar los efectos del tremendo calor paraguayo y reanudar con nuevos bríos la rutina diaria.

Fuentes

Caballero, Herib (2011) El Virreinato del Río de la Plata (1776-1810). En Telesca, Ignacio (coor.) Historia del Paraguay (pp. 155-169). Asunción: Taurus.

Durán Estragó, Margarita (2011). Conquista y colonización (1537-1680). En Telesca, Ignacio (coor.) Historia del Paraguay (pp. 75-100). Asunción: Taurus.

Funes Godoy, Zunilda (2021) Yerba mate. Panorama global 2020/21. Documento de trabajo (inédito).

Miró Ibars, Margarita (2015) La yerba mate en la cultura guaraní y el origen del tereré, disponible en: http://www.cultura.gov.py/2015/02/la-yerba-mate-en-la-cultura-guarani-y-el-origen-del-terere