sábado, 5 de diciembre de 2020

La leyenda del mitã’i soldado

El 6 de diciembre de 1868, 6.000 paraguayos resistieron la acometida de 12.000 soldados brasileños en defensa del paso de Ytororó en lo que vino a llamarse las Termópilas Paraguayas. Desde entonces, la leyenda de un niño cruelmente asesinado y cuyo cuerpo fue arrojado al arroyo recorre la zona.


Monumento a la Batalla de Ytororó, Ypané. Foto: IP Paraguay.

Estaba oscureciendo y caían las primeras gotas desde un cielo cubierto de nubes grises. Aceleró la marcha y superó los 100 kilómetros por hora. Se dijo a sí mismo que mantendría la calma. Sin embargo, además de que no le gustaba manejar de noche, se sumaba ahora esta llovizna, esa que deja el asfalto como si la hubieran untado con aceite.

Hace apenas unos minutos le avisaron por teléfono que su esposa, quien fue a organizar unas cosas para el fin de semana en la quinta que tenían en Paraguarí, había sido internada en un sanatorio tras un fuerte ataque respiratorio y dio positivo a la prueba del coronavirus. Aunque le dijeron que estaba estable y que no se preocupara, no podía dejar de estarlo.

Encendió la radio y la guarania que estaba sonando lo dejó pensativo. Iba por Acceso Sur y se estaba acercando a la curva del desvío al Liceo Militar y a las Tierras Malas, en Ypané, a unas pocas cuadras del monumento a la Batalla de Ytororó, la primera de la Campaña del Pikysyry, durante la Guerra de la Triple Alianza.

Luego de desembarcar en San Antonio, liderados por el duque de Caxias, las fuerzas aliadas se dirigieron rumbo al paso ubicado sobre el arroyo Ytororó con el plan de sorprender a la retaguardia paraguaya destacada en el cuartel de Lomas Valentinas, en Villeta, que se replegó hasta ese punto conocido como Itá Ybaté tras la caída de la fortaleza de Humaitá.

Enterado de esta estrategia, el mariscal Francisco S. López envió un regimiento a cargo de Bernardino Caballero para ocupar el puente, epicentro de un valle rodeado de colinas y una densa espesura. El 6 de diciembre de 1868, las tropas brasileñas, compuestas por unos 12.000 hombres, acometieron contra 6.000 paraguayos parapetados en ese estratégico punto. Tras ser repelidos tres veces, los invasores tomaron el puente haciendo valer su superioridad bélica y numérica. Las estimaciones sobre las bajas varían tanto entre sí que algunas llegan a proporciones homéricas. Los cálculos más conservadores refieren unos 1.800 brasileños caídos frente a poco más de 1.100 paraguayos.

Este combate fue bautizado como las Termópilas Paraguayas, en referencia al episodio de la Segunda Guerra Médica en el que los griegos, ampliamente superados en número por los invasores persas, se atrincheraron en un estrecho paso para enfrentar al enemigo.

Mezclados con los datos históricos que tenía frescos en la memoria, se puso a recordar las historias sobre la guerra que le contaba su bisabuela, Ña Juana, quien a su vez las había escuchado de su madre, Paulina, que vivió en carne propia cuando era niña los estragos de las postrimerías de la contienda. Toda su familia era originaria de este pueblo.

Las historias de póra y otros mitos que escuchó de niño lo fascinaban tanto que ahora se encontraba investigando los pormenores de las batallas que se libraron en la Ypané natal de su bisabuela.

Cuando era chico e iba a pasar las vacaciones a la casa de su bisabuela, esta siempre le advertía que después de almorzar debía dormir la siesta y no salir, ya que si andaba correteando por allí en esa hora de reposo podría salirle el póra del mitã’i soldado. Según la leyenda, este vivía en una cueva debajo del arroyo Ytororó y no le gustaba escuchar ruido durante las calurosas horas del sueño meridional.

-Aníke che memby ekarupa rire esẽ pérupi ekorre pe asaje mbytére. Mitã’i soldadópe ndogustái oñemolesta la oke aja (1) –le advertía siempre una vez que terminaba de comer.

Cuando hacía frío, se sentaba en torno al brasero al lado de su bisabuela para calentarse mientras ella tomaba su mate y mascaba su tabaco. En uno de esos anocheceres, ella le contó la leyenda del mitã’i soldado.

Antes de empezar su narración, la anciana de blanca caballera y gruesas peinetas acomodó la lata con ceniza que tenía a su lado, escupió en ella y se volvió a recostar en el sillón de mimbre.

El mitã’i soldado, según le dijo, era un niño de 10 años que padeció horribles torturas y murió cruelmente a manos de los soldados brasileños, que luego tiraron su cuerpo al cauce del arroyo.

-Oparire la ñorairõ, mitã’i soldado ohecha la isy ho’aha umi invasor pópe. Oho ombyasuru pe ibayoneta peteĩ oficial ryére. Ho’a omanoite, pero iñirũnguéra ojagarra mitã’ípe, ojokua chupe peteĩ yvyramátare ha oinupã chupe hikuái omano meve. Upéi omombo hikuái hetekue ysyrýpe (2) –le narró una vez.


Viejo sendero que conduce al arroyo Ytororó ubicado detrás del monumento.

Mientras escuchaba el relato, no podía evitar fijar la mirada en la pupila de cristal de su bisabuela, a quien le habían extirpado el ojo izquierdo para aliviarle el dolor del glaucoma que la había dejado ciega los últimos veinte años de su vida. Sentía como si ese ojo artificial tuviera vida propia y lo observaba con una expresión grave.

Así estaba distraído en sus pensamientos cuando de pronto escuchó el sonido de los tambores como de un desfile estudiantil. Repentinamente, vio que un niño disfrazado de soldado con una bayoneta en la mano cruzaba la ruta sin mirar. Se sacudió el sopor, pisó el freno hasta el fondo y dio un golpe al volante, pero no pudo evitar la colisión. A raíz de la brusca maniobra perdió el control del auto, que dio varias vueltas antes de quedar clavado a un costado de la ruta, cerca del cauce del arroyo.

Los bomberos llegaron rápidamente al lugar, lo asistieron de inmediato y tras brindarle los primeros auxilios lo trasladaron en estado inconciente al Hospital de Trauma, donde pasó varios días en cuidados intensivos. Cuando al fin despertó una mañana ya en una sala común del hospital, preguntó con voz temblorosa.

-¿Qué pasó con el niño?

-¿Qué niño? –le preguntó la enfermera que lo atendía.

-El niño que salió a la ruta y al que atropellé –le respondió.

-Según los testigos, no había nadie más. Dijeron que perdiste el control del auto vos solo, no hubo otro involucrado en el accidente –le refirió sobre aquella tarde en la que empezaba a oscurecer y la llovizna dejaba el asfalto como si la hubieran untado con aceite.

Notas

(1) Después de almorzar, mi hijo, no salgas a corretear por allí en plena siesta. Al niño soldado no le gusta que se lo moleste mientras duerme.

(2) Después de la batalla, el niño soldado vio que su madre cayó en las manos de los brasileños. Se dirigió hacia ellos y hundió su bayoneta en el vientre de un oficial. Este cayó muerto, pero los otros lo agarraron, lo ataron a un árbol y lo azotaron hasta que murió. Luego tiraron su cuerpo al arroyo.

miércoles, 28 de octubre de 2020

Vare’a reko

El propósito de la senadora Lilian Samaniego de habilitar el ingreso a la Academia Diplomática y Consular sin pasar por el examen da cuenta de la existencia de una verdadera cultura de la mezquindad en la política paraguaya, que en esta ocasión pretende apoderarse de ese pequeño oasis de transparencia para el acceso a la función pública que existe en nuestro país.


Senadora Lilian Samaniego: Foto: Facebook

La expresión guaraní “vare’a reko” puede ser entendida de dos maneras complementarias. Por un lado, se aplica a aquel que tiene qué comer, pero de todas formas se comporta como un hambriento. “Hambriento que tiene”, sería una traducción literal. Por otro lado, teko o reko es cultura o costumbre. Así, también podría traducirse como “cultura del hambre” o “manera de ser del hambriento”.

No encuentro otra mejor manera que esta para calificar la avanzada de la senadora colorada Lilian Samaniego contra ese pequeño oasis de transparencia para el acceso a la función pública que es la Academia Diplomática y Consular del Paraguay. La legisladora alega que desea terminar con la “discriminación”, cuando su intención es precisamente hacer de la discriminación su herramienta privilegiada para cooptar aún más las instituciones del Estado. Esto haciendo prevalecer la afiliación partidaria sobre los méritos como criterio de selección.

De esta manera, pretende que los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores con cierta antigüedad accedan al escalafón sin pasar por el concurso, como sí deben hacerlo el resto de los paraguayos que aspiren a ser parte del cuerpo diplomático. El fundado temor respecto a esta iniciativa es la partidización del servicio exterior.

Este proceso exigente, competitivo y transparente se ha ganado un prestigio y credibilidad a los que no es conveniente renunciar. 

Defender la profesionalización del servicio exterior es apostar al progreso del país, a la formación de sus recursos humanos, la explotación de sus ventajas comparativas a través del trabajo de cuadros profesionales que, además de atraer inversiones y capitales al país, colaboren activamente con su gestión al cumplimiento de los principios del derecho internacional con vistas a promover la mejora de la educación y la transferencia tecnológica para los países en desarrollo. Lo propuesto por la senadora Samaniego es todo lo contrario de lo que debe hacerse para superar el círculo vicioso de la pobreza, la corrupción y el atraso.

viernes, 23 de octubre de 2020

No podrán arrebatarnos el sueño

Los que nunca supieron honrar a la patria en el exterior ahora se mofan ante este golpe que sufre el único embajador del fútbol paraguayo. 


Foto: Última Hora

El año se inició pleno de ilusión. El tetracampeón Olimpia se jugaba por tercera vez –y creo que esta era su última chance en este ciclo– con Daniel Garnero para lograr la ansiada cuarta Libertadores y de esta manera despedir a nuestro capitán, Roque Santa Cruz, con todas las pompas de un título internacional.

El pueblo olimpista acudió masivamente para asociarse al club y de esta manera contribuir financieramente con el fin de concretar el sueño. El apoyo a la gestión del presidente Marco Trovato era total e incondicional.

Así, se pudieron hacer fichajes estelares como el de Emmanuel Adebayor, quien vino y se fue, y se dio el retorno de Derlis González. A pesar de unos pequeños tropiezos, el equipo empezó bien la Copa con un empate de visitante ante Delfín de Ecuador y una victoria de local ante Defensa y Justicia de Argentina. También se empezaba a perfilar un inminente pentacampeonato.

Y luego se vino la pandemia, que dio un brusco golpe de timón. Nuestro tradicional rival, Cero Porteño, eliminado prematuramente en la pre-Libertadores sin haber podido siquiera acceder a la fase de grupos, se vio favorecido por el parate forzado. En este periodo depuró su plantel y tras el retorno logró salir campeón luego de dos años de sequía, que maquillaba en algo su prontamente truncada aventura internacional.

Y en este contexto este lunes se vino el anuncio de una sanción de la FIFA que suspende de por vida como dirigente deportivo a Trovato por supuesto amaño de partidos. La gran afición franjeada quedó en estado de shock. Así, la carrera de una joven promesa llega a su fin prematuramente. Digo esto porque considero que la apelación en este caso es más un mero formalismo que una garantía real, pues al no tratarse de un proceso ordinario cuál será la instancia superior que revisará la decisión del juez, en este caso la FIFA, sino esta misma organización.

Tras sucesivos escándalos por denuncias de venta de sedes para los mundiales y derechos de televisación, cuando menos llama la atención la celeridad con la que fue diligenciado este caso. La matriz del fútbol mundial está ciertamente urgida de un lavado de cara y en este proceso pueden surgir chivos expiatorios para intentar tapar el escándalo ante el próximo Mundial de Qatar, sobre el que hay fuertes denuncias de sobornos para la concesión de la sede a los jeques árabes.

Ahora bien, en caso de que estas denuncias contra Trovato sean ciertas, sería doblemente triste debido a que la hegemonía del Olimpia durante estos dos años fue indiscutible, habiéndose consagrado cómodamente y con varias fechas de antelación en los cuatro torneos. Entonces no se entiende esto cuando tenemos un plantel que no necesitaba nada de estas “ayudas” y que de todas formas hubiera ganado, con o sin ellas. Es cierto que ahora se necesita una renovación, pero me remito en este caso a las temporadas 2018-2019, que son las afectadas por esta denuncia.

Es un duro golpe y duele. Para qué negarlo. Pero esto no nos hará descreer de los ideales de la generación del 90, a quienes tenemos como nuestros primeros recuerdos de vida ese Olimpia tres veces finalista de manera consecutiva y campeón en el 90 luego del robo bajo amenaza de muerte en la final del 89 ante el Nacional de Medellín de Pablo Escobar.

Pero no por ello nos la pasamos lamentándonos ni mucho menos cayendo en actos viles y miserables como de quienes en el 2014 lanzaron pirotecnia y se regocijaron en la derrota de Nacional frente a San Lorenzo de Almagro en la final de la Libertadores solo para que no se les restregue una vez más en la cara lo que son, un fiasco internacional y motivo de burla permanente hacia nuestro país.

Semejante ultraje a los símbolos patrios no se ha visto desde que los legionarios bailaron y bebieron vino sobre las cenizas de nuestra nación combatiendo en las filas enemigas de la infame Triple Alianza.

De ahora en adelante no podemos culpar a los jugadores de lo que pueda pasar en el resto de esta temporada. Pero no me extrañaría que esta crisis institucional –como en el 2002 con un presidente con amenazas de renunciar y habiendo perdido en casa el primer partido de la final– los jugadores sientan lo que significa la gloriosa Franja Negra y hagan de tripas corazón para regalarnos otra hazaña.

Es cierto que ahora estamos sufriendo y es momento de duelo por la pérdida. Pero no será por demasiado tiempo ni mucho menos para siempre.

viernes, 16 de octubre de 2020

El ritual de iniciación

Historia de una broma pesada de estudiantes secundarios que terminó en una denuncia, además de imaginativas publicaciones amarillas sobre ritos satánicos en un colegio de Villa Elisa.


Foto: La Silla Rota.

Ese día yo no había ido al colegio. En realidad, no había llegado, pues me quedé a ver televisión en la casa de un amigo que vive por el camino. Una vez ya retornado a mi casa, mientras rompía los coquitos para tirarlo en mi taza de café con leche, escucho que alguien golpea en el portón. Salgo y veo que son Máximo y Joe. Salgo a atenderles.

-Él se quiere bautizar para entrar al clan –dijo Máximo mirando a Joe esperando su confirmación. Este asintió.

Entonces vamos directo a La Casita, una construcción abandonada que se encontraba enfrente de mi casa, que era nuestro lugar en el mundo. Ya estaba oscureciendo cuando llegó Javier para los aprestos finales del ritual como el encendido de velas y otras solemnidades.

Joe era una persona muy crédula y nos aprovechamos de eso para jugarle una broma en la que se entremezclaban una trama de mafias, satanismo, narcotráfico y sexo. Mil, Mono y Jorge participaron brevemente de mirones y luego se marcharon rápidamente como ya presintiendo que algún problema se iba a venir.

La primera prueba fue la entrega de una falsa cocaína. Un día Máximo trajo azúcar impalpable, yo hice la cata aspirándola por la nariz y como prueba de que la mercancía era buena reaccioné eufórico y arrojé unos pupitres contra el suelo. La primera misión de Joe consistía en llevar la mercancía hasta un local comercial del centro de Asunción, donde lo recibiría Gustavo Medusa, un alias que tomamos de la novela mexicana “Dos mujeres, un camino”, quien debía entregarle un maletín con 12 millones de guaraníes. La operación fue truncada por alguna razón, pero esto no fue impedimento para aceptar en nuestra cofradía al entusiasta neófito.

Como yo presumía entonces de metalero, me tocó presidir el oficio demoniaco. Lo único que sabía al respecto era lo de la cruz invertida y el padrenuestro al revés. Y así procedí a pronunciarlo ceremonialmente: “Erdap ortseun, euq satse ne sol soleic/ Odacifitnas aes ut erbmon”.

Yo gritaba como un poseso. Agarré un cigarro que había armado de hojas secas de tártago, inhalé una bocanada de humo y contuve la respiración hasta provocarme una tos que casi me desgarró los bronquios. Le hicimos fumar la falsa marihuana.

-Ahora vamos a hacerte la cruz invertida en los brazos y el pecho con las gotas de la vela –le indiqué.

Se remangó la camisa y cerró el puño como si se preparara para una extracción de sangre. Mientras las gotas calientes le caían sobre la piel, cerraba los ojos y respiraba agitado sin quejarse.

-Ahora debemos esperar una señal –agregué.

Tras un breve momento de silencio, Máximo dejó caer una hoja que, con gesto parsimonioso, pude tomar antes de que cayera al suelo sumando así efecto dramático a la escena.

Joe, haz sido bautizado por mí. Firma: Satán”, decía la carta que había escrito el acólito.

-Ahora ya vas a poder darle a Martha y a Noelia –le dijo Javier. Esa fue una de las promesas que le hicimos si se unía a nuestro grupo. Para ello contamos con la complicidad de estas compañeras, quienes antes le habían asegurado que, de ingresar a nuestra logia, tendría el privilegio de acostarse con ellas.

-Pero primero tenés que desnudarte ahora –añadió.

-¿Qué?, mbóre. Acá con ustedes. Váyanse a la puta –exclamó Joe agitando los brazos.

-Te dice nomás, te dice nomás –le tranquilizó Máximo mientras estallaba en carcajadas.

Entre tanto fumábamos unos cigarrillos y hablábamos relajadamente para agasajar al nuevo miembro, Javier hacía caer las gotas de vela sobre la cabeza de Joe sin que este lo advirtiera. Esto terminaría siendo el indicio que puso al descubierto toda la intriga.

La madre de Joe estaba muy preocupada por la inusual tardanza de su hijo. Cuando este al fin llegó, lo primero que notó fue el enorme mbaipy que tenía formado en la cabeza.

-Mba’e pio che memby la erekopa ne akãre –le preguntó alarmada.

-Nada mamá, nada mamá –le respondió apurado intentando huir hacia el baño, pero su madre se interpuso. Joe no pudo soportar mucho la presión y terminó confesando que había sido bautizado en un rito por sus compañeros de colegio. En la mañana siguiente, a primera hora fue a radicar denuncia ante la Comisaría 13 y la Fiscalía.

Lo primero que notamos el día después fue la ausencia de Joe en la fila. Ya en clases, en un momento el director interrumpe a la maestra y nos convoca a su despacho.

-Paulo, Máximo y Javier, a la Dirección ahora –expresó con tono imperativo.

Nadie sospechó que algo fuera de lo común había ocurrido, pues no era raro que fuéramos llamados por el director o que nos aplicaran sanciones disciplinarias como la firma del libro negro o alguna suspensión.

-Afuera hay dos policías que quieren hablar con ustedes –nos dijo con rostro adusto.

-Hay una denuncia policial y judicial contra ustedes de parte de la madre de un compañero por caso de drogas y satanismo –agregó para graficar la gravedad de la situación. Aunque no entendíamos bien qué implicaba eso, pronto asumimos que estábamos en problemas.

Subimos las escaleras del subsuelo rumbo al estacionamiento. Enseguida vimos a dos policías vestidos de particular parados al lado de un auto bordó lleno de abolladuras. Nos condujeron hasta el tinglado de un local deportivo y partidario que estaba pegado a nuestro colegio y allí nos interrogaron sin la presencia de ningún abogado ni nada.

-Mi papá me va a matar, mi papá me va a matar, decía Máximo muy asustado. Yo me limitaba a sonreír nerviosamente. En tanto, Javier parecía más despreocupado, pues de hecho era como una especie de Huck Finn. A lo sumo sería convocada su hermana Carolina, quien difícilmente habría podido abstenerse de estallar en risotadas al escuchar lo ocurrido. Súbitamente Máximo cayó en un ataque de risas, pero de lo asustado que estaba. No podía emitir palabra alguna. Solo se reía y tenía todo el rostro enrojecido.

-Parece que vos tomaste algo –dijo inquisitivo uno de los agentes.

-¿Qué es esto? –dijo el otro extendiendo un papel. Inmediatamente supimos de qué se trataba y yo me sentí más tranquilo al ver el “elemento de prueba” que tenían contra nosotros.

-Esa es la solicitud para inscribirse en la Confirmación acá en la iglesia –le explicó Javier. El oficial pareció avergonzado ante la aclaración y se metió el papel en el bolsillo de la camisa. Antes del “bautismo”, habíamos hecho completar y firmar una hoja que habíamos guardado luego de participar de la primera sesión para recibir el sacramento en la parroquia Virgen del Carmen. Entonces no había muchas cosas que hacer y la vida social se reducía al fútbol en el barrio, los torneos del colegio y las actividades de la iglesia para ver chicas.

Se aclaró que todo fue una broma, nunca más fuimos convocados a declarar y no recibimos sanción alguna en el colegio. Joe fue trasladado a otra institución por su madre, por lo que no terminó el año con nosotros.

No estoy para nada orgulloso de lo que les estoy contando, sino todo lo contrario. De hecho, hasta me sorprende cómo el hecho fue festejado, incluso por algunos profesores. Sin embargo, a pesar de todo creo que ayudamos a Joe a despertar de una inocencia que le pudo haber costado más caro. Las veces que nos volvimos a encontrar me habló sin rencor y charlamos de muchas cosas. Me quedé sorprendido de su mirada perspicaz sobre los más diversos asuntos.

-Yo ya no soy el mismo ingenuo –me aclaró una vez con firmeza.

-Sí, Joe. Ya lo sé –le respondí.


sábado, 10 de octubre de 2020

El espectro de la antena

Hace muchos años fui testigo de un horrible crimen ocurrido en una zona despoblada. Ahora quiero contarles sobre una extraña aparición que se me manifestó una madrugada cuando pasaba cerca del mismo lugar.


Foto: Pikist.com

Durante el invierno, cuando salíamos del colegio a las 6:00 de la tarde, ya estaba totalmente oscuro. De regreso a nuestras casas, siempre íbamos por un camino oculto de una zona despoblada. Nos sentábamos debajo de un árbol de guayaba que lindaba con una extensa propiedad donde se erigía una antena de radio de alta potencia. Íbamos siempre por allí, pues, como es lógico, a nuestros 15 años debíamos escondernos para fumar.

Ese día solo estábamos Javier y yo. Justo en el momento en que atravesábamos el caminito que bordeaba el tejido de la estación repetidora escuchamos el grito desesperado de un hombre pidiendo socorro.

-¡Auxilio, auxilio! –gritaba con una voz ronca y quebrada.

Nos miramos el uno al otro y empezamos a correr hacia nuestras casas para buscar ayuda. Cuando llegamos a Mangoty, la canchita de nuestro barrio, nos encontramos con Ariel, Cayé y Gustavito, unos amigos con quienes nos reuníamos cada noche en La Casita, una construcción abandonada pegada a la cancha donde nos juntábamos para hacer cocido con tortilla, fumar, contar anécdotas, chistes y otras historias. No faltaban tampoco las rondas de caña con pomelo y, de vez en cuando, hasta algún porrito.

Cuando nos vieron llegar tan apresurados, se levantaron rápidamente del tronco en el que estaban sentados advirtiendo que algo grave había ocurrido. Intenté contener los jadeos para explicar la situación.

-Hacia la antena un tipo estaba gritando pidiendo auxilio en el yuyal, parece que le van a matar –les conté tan tranquilo como pude.

-¡Jaha, jaha, vamos, vamos! –arengó Javier.

Cuando al fin llegamos, el hombre estaba abrazando entre llantos a una mujer que yacía en el suelo inmóvil y con la ropa desgarrada. Se asustó al vernos, pero luego se tranquilizó al darse cuenta de que nuestra intención era ayudar.

-Fue Kavaju, fue Kavaju –dijo y quedó tendido entre las malezas con los ojos abiertos como si solo hubiera estado esperando delatar a su asesino antes de irse junto con su amada lejos, donde ya no pudiera sentir dolor.

Varios minutos después llegó la Policía. Acordonaron el área hasta la llegada del forense, que examinó la escena y luego autorizó que los cuerpos sean entregados a los familiares. Gracias a la confesión que nos hizo el hombre antes de morir, los atacantes fueron identificados rápidamente siguiendo la pista de una vieja disputa entre clanes familiares.

Cada vez que pasaba cerca de allí, no podía evitar evocar el episodio. Así pasaron unos dos años hasta que en las primeras horas de la madrugada de un domingo volvía solo a mi casa luego de una fiesta del colegio. Cuando terminé de cruzar la placita del eucaliptal, un hombre giró y empezó a caminar en mi misma dirección. Pensé en correr, pero no quise hacer el ridículo de espantarme ante una falsa alarma.

De pronto me puse a pensar nuevamente en aquel suceso y sobre qué habría pasado si hubiéramos auxiliado de inmediato a ese hombre y su novia. Quizá seguirían vivos o yo también estaría muerto con ellos. Pero un fuerte golpe en la cabeza me hizo volver de mis pensamientos. El sujeto que me seguía apretó el cuchillo contra mi cintura e hizo la voz de asalto.

-La guita, la guita, dame toda la guita –dijo con cierto acento rioplatense y una voz entrecortada como si tuviera la lengua endurecida.

-No tengo nada. Vengo de farrear –le expliqué.

-El reloj, dame el reloj –exigió señalando mi preciado Citizen negro con malla de metal que me había regalado mi padre.

Pero antes de que pudiera quitármelo, una sombra negra envolvió al desconocido y lo arrojó golpeándolo contra el empedrado una y otra vez. Apenas pudo recuperarse, el asaltante huyó espantado y yo me quedé mudo sin saber qué hacer.

Entonces repentinamente se hace nítida la figura de aquel hombre y la mujer a quienes intentamos auxiliar aquella vez.

-Hemos vuelto para ayudarte porque gracias a tu testimonio hemos encontrado la paz de que los responsables de lo que nos hicieron han pagado su culpa me dijo aquel espectro mientras se desdibujaba y se alejaba perdiéndose en la oscuridad tomado de la mano de su novia.

sábado, 26 de septiembre de 2020

La engañosa diplomacia electoralista de Donald Trump

¿Cuáles serían las motivaciones del presidente norteamericano en impulsar los “acuerdos de paz” entre Israel, Bahrein y Emiratos Árabes Unidos, que nunca estuvieron en guerra? Si no es un acuerdo de paz, qué es. Cómo queda Palestina.


Foto: Alex Wong/Getty Images

Las elecciones presidenciales de los EEUU están previstas para el próximo 3 de noviembre y –como ocurrió casi siempre, salvo algunas excepciones– el mandatario en ejercicio, en este caso Donald Trump, optará por buscar su reelección para ejercer otro mandato de cuatro años. Para ello deberá superar al exvicepresidente Joe Biden.

El mal manejo de la crisis sanitaria por el COVID-19, con más de 7.000.000 de casos y más de 200.000 muertos, y las protestas por la muerte de ciudadanos afroamericanos a manos de la policía, además de los incendios forestales en la costa oeste, son elementos que conspiran en contra del éxito de cualquier campaña electoral. En este sentido, tampoco debe perderse de vista que Trump accedió al cargo habiendo perdido la elección popular por casi 3.000.000 de votos y solo gracias al particularísimo sistema norteamericano de los colegios electorales fue consagrado como el 45.º presidente de los EEUU.

Ante este escenario, el propio Trump abrió el paraguas de antemano y denunció un inminente fraude en el voto por correspondencia para supuestamente favorecer a su rival demócrata. Además, se negó a hacer un compromiso de transición pacífica del poder en caso de que resulte derrotado en los comicios.

Por su parte, Biden, con la elección de su compañera de fórmula, la senadora “birracial” Kamala Harris (hija de madre india y padre jamaiquino), hizo un claro guiño al efervescente movimiento Black Lives Matter. Las protestas antirracistas se diseminaron a lo largo del país por una multiplicidad de factores como la crisis sanitaria y económica. Sin embargo, el impacto no hubiera sido tal sin una prueba documental tan contundente como el video en el que un agonizante George Floyd suplica al policía que le presiona la garganta con la rodilla: “Please, I can’t breathe, man” (Por favor, no puedo respirar, tío).

El “acuerdo de paz”

En este contexto general se realizó la firma de los Acuerdos de Abraham entre el premier israelí, Benjamin Netanyahu; el ministro de Relaciones Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), el jeque Abdullah bin Zayed al-Nahyan, y el ministro de Relaciones Exteriores de Bahrein, Abdullatif Al Zayani, mediante los cuales estas tres naciones establecen relaciones diplomáticas.

Poco después del anuncio del “acuerdo de paz histórico”, Trump, quien calificó el hecho como el “amanecer de un nuevo Medio Oriente”, ya fue nominado para el premio Nobel de la Paz 2021 de la mano de un político noruego ultraderechista. Para añadir más pirotecnia mediática al asunto, se adelantó que pronto se sumarían otros cinco países árabes, entre ellos Arabia Saudita.

Sin embargo, algunos analistas han cuestionado el empleo del término “tratado de paz” entre estos países que nunca estuvieron en guerra y que están separados por unos 2.000 kilómetros de distancia. Lo que realmente se efectuó fue el establecimiento de relaciones diplomáticas.

No es un tratado de paz porque no había guerra. Se está formalizando una relación que no existía y, como en las telenovelas, había una fobia, pero ahora se casaron, y eso es importante”, dijo citado por la cadena rusa Sputnik Arieh Kacowicz, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

No obstante ello, no le restó significación al acuerdo y lo calificó de muy positivo, teniendo en cuenta la importancia estratégica y lucrativa de los países del Golfo. En cambio, enfatizó que estos acuerdos no resultan en nada comparables a los de Camp David de 1978, mediante los cuales Israel y Egipto firmaron la paz tras la Guerra de los Seis Días. Las negociaciones se realizaron también a instancias de un presidente norteamericano, el demócrata Jimmy Carter, quien en el 2002 recibió el premio Nobel de la Paz por “sus esfuerzos para resolver conflictos”. Sería esto lo que Trump está intentando emular.

¿Pero si no es un tratado de paz, como se vio, entonces qué es? Además de lo que ya se ha dicho en materia de cooperación en ciencia y la tecnología, se trata de una alianza estratégica entre Israel y las monarquías sunitas para enfrentar al enemigo en común, el chiíta Irán. Desde su toma de mando, Trump ha maniobrado para aislar a este país del escenario mundial a fin de no permitirle extender su influencia. Una de sus primeras medidas importantes en materia de política internacional fue el retiro de EEUU del acuerdo firmado con Irán en el 2015 por su antecesor, Barack Obama, más Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania, con el fin de levantar las sanciones económicas contra el país persa a cambio de una limitación de su programa nuclear a objetivos civiles.

Otro importante trasfondo de los Acuerdos de Abraham es que darían vía libre a una millonaria venta a EAU de aviones cazabombarderos F-35 de fabricación norteamericana, algo a lo que se había opuesto Israel hasta antes de la firma de este pacto.

Tras la firma del acuerdo, EAU podría concretar una multimillonaria compra de cazabombarderos F-35 de los EEUU. Foto: USAF

Citada por la BBC Mundo, Bessma Momani, experta en Oriente Próximo de la Universidad de Waterloo, Canadá, señaló que el gran interés de Trump es captar el apoyo del “lobby israelí”, que suele realizar donaciones importantes a los candidatos del Partido Republicano. Además, observa que el presidente norteamericano ha dejado en claro que su principal interés hacia el Oriente Próximo es la venta de armas.

Para él, la política exterior se reduce a cuánto cuesta y qué se puede conseguir a cambio”, afirmó en declaraciones a la cadena británica.

Todo este barullo y un eventual Nobel de la Paz al promotor del convenio también es una oportuna maniobra de divertimento para el premier israelí, quien junto con su esposa enfrenta un proceso judicial por presuntos hechos de corrupción. Total, en la práctica Israel no cede nada, ya que mediante este trato el país hebreo solo renuncia a un plan de anexión de territorios palestinos aún no consumado y que además recibió críticas de todo el mundo apenas hecho público. Es decir, solo se abstendrá de concretar un hecho repudiable condenado por gran parte de la comunidad internacional.

De todas formas, Trump tiene razones para estar optimista, pues por mucho menos su antecesor recibió la preciada condecoración apenas nueve meses después de asumir en el cargo, quizá por ser el primer presidente afroamericano de los EEUU y el sucesor de George Bush, quien terminó su mandato bastante desprestigiado en el ámbito internacional luego del engaño sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak utilizado como pretexto para deponer a Sadam Husein.

¿Y Palestina?

Mientras todo esto tiene lugar, no hay vestigio alguno de una pronta perspectiva de paz con los palestinos. La principal traba sigue siendo la falta de acuerdo para la creación de los dos Estados, que contemple para los palestinos una capital en Jerusalén Este. Esta aspiración choca con la férrea postura israelí de reclamar para sí la totalidad de la ciudad de Jerusalén como “capital eterna e indivisible” del Estado hebreo.

La situación de crisis humanitaria en Palestina no tiene visos de una pronta solución. Foto: Reuters

Como era de esperarse, los Acuerdos de Abraham fueron recibidos con lanzamientos de cohetes de parte de Hamas. En tanto, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, advirtió que una paz en el Medio Oriente no sería posible sin un acuerdo israelo-palestino que implique el retiro de Israel de los territorios ocupados.

Con este “último clavo en el ataúd de la solidaridad árabe y musulmana”, según las palabras del Dr. James Dorsey, Hamas y la Autoridad Palestina sufren un duro revés diplomático por la prevalencia de otros intereses y se ven compelidos a subirse a este carro para no quedarse hablando solos. Entre tanto, lo único que se avizora por lo pronto son más lanzamientos de cohetes desde Gaza, a los que de muy buena gana Israel responderá con represalias feroces y desproporcionales que irán agravando progresivamente la crisis humanitaria en la que se halla sumido el pueblo palestino.

sábado, 22 de agosto de 2020

Presente musical en tiempos de pandemia: compositor ofrece gratuitamente un mix de sus obras

El intérprete y compositor paraguayo de guitarra clásica Juan Adolfo Duarte pone a disposición del público de manera totalmente gratuita un mix de piezas que conforman los tres discos que ha lanzado hasta el momento a lo largo de su carrera: “La guitarra en Paraguay” (2011), “Panambi raity” (2015) y “Estaciones” (2020), lanzado el pasado abril en diversas plataformas virtuales.

El intérprete y compositor paraguayo de guitarra clásica Juan Adolfo Duarte.


En “La Guitarra del Paraguay. Vol. 1”, Duarte reúne interpretaciones de obras de Agustín Barrios y Felipe Sosa así como composiciones de su autoría. El álbum está disponible en YouTube y tiene una duración total de 43 minutos y 42 segundos.

Tiene un total de 12 tracks: El último tren (Juan Duarte), Villancico de Navidad (Agustín Barrios), Laila (Juan Duarte), Villa Alondra (Felipe Sosa), May's Love (Juan Duarte), Ha che valle (Agustín Barrios), Pequeña arpa de seis cuerdas (Juan Duarte), Oración, (Felipe Sosa), Londón Karapé (Agustín Barrios), 12 Días (Juan Duarte), Suite paraguaya - Amo a mi patria (Felipe Sosa) y, por último, Adiós Papillons (Juan Duarte).



Cabe mencionar que respecto a su segundo disco, “Panambi Raity”, el autor afirma: “Se trata de la alegoría de una búsqueda, principalmente de transformación de la vida y de los sueños. Para muchas culturas el panambi (mariposa) simboliza la metamorfosis, el transitar de un huevo, a una larva, a un capullo que luego adquiere alas y vuela. También hay una intención de sacudir la quietud, retomando esa famosa figura de que el aleteo de una mariposa puede generar un huracán al otro lado del mundo”.

En tanto, sobre “Estaciones” refiere que “es la metáfora de un anhelo que tiene como inspiración y fuente el ferrocarril, ese lugar común del techaga’u paraguayo que resume las remembranzas del pasado y la búsqueda constante de nuevos confines donde recomenzar todo de nuevo.”.


Sobre el motivo que lo llevó a producir este cuarto disco a manera de síntesis de su obra como compositor e intérprete, refirió que además de brindar un presente a toda la gente que lo acompañó y vivió su música tras el lanzamiento de “Estaciones”, ya en plena pandemia en abril pasado, al mismo tiempo su objetivo es rendir tributo a sus dos maestros, Agustín Barrios y Felipe Sosa.

Felipe Sosa, guitarrista y docente, publicó el año pasado sus “Memorias”. Foto: UH

Sobre este último refirió que hace poco debió enfrentar una dura prueba ante la vida durante esta pandemia y al superar el cuadro por el que estaba atravesando quiso homenajear al músico caazapeño interpretando las obras cuya transcripción le fueron encomendadas por su guía y maestro en ese largo camino de una década que le llevó convertirse en profesor superior de guitarra clásica en el Conservatorio Nacional de Música.

"Un día me llama Felipe y me dice que está internado y debe ser sometido a un cateterismo. Con firme voz corta la llamada diciéndome: ‘Nos vemos luego’. Yo no tuve otra idea más que tocar todas sus obras que me mandó editar y así transmitir mi más sentida admiración y amor a él. Hice eso con mayor intensidad en las horas de su cirugía. Hoy Felipe está acompañándome en esta tierra. En resumen, es un homenaje a mis dos héroes que vivirán en mi corazón por el resto de mis días”, relató.

Cabe recordar, por otra parte, que en mayo del 2019 Sosa publicó un libro bajo el título de “Felipe Sosa. Memorias del maestro, intérprete y compositor”. El autor explica al respecto que el material resume sus casi seis décadas de carrera musical y que, a la vez, es una suerte de testamento de su obra y el anuncio de su retiro definitivo de los escenarios a raíz de su delicado estado de salud, pero no así de su labor docente y de compositor, que la sigue realizando en la medida de sus posibilidades a pesar de que ya no brinda presentaciones ante el público.


sábado, 15 de agosto de 2020

“Asunción está resignando la posibilidad de ser su mejor versión posible para todos”, afirma arquitecto

Con motivo del aniversario de la ciudad de Asunción, al cumplirse este 15 de agosto 483 años de su fundación, conversamos con el arquitecto Carlos Zárate, docente y coordinador del Área de Teoría y Urbanismo de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte (FADA) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), sobre la situación actual de nuestra capital y su visión sobre cuáles podrían ser las propuestas para hallar una solución que revierta el franco deterioro de su patrimonio histórico.

Imagen: Fotociclo

Aunque evita aventurarse a ser categórico respecto a una fórmula que remedie los múltiples males que la aquejan, sostiene que esta, de existir, debe estar basada “en el entendimiento y la valoración de la importancia de todos sus antecedentes y la riqueza de su variedad en todos los ámbitos posibles”.

No obstante, sí es concluyente al afirmar su oposición al otorgamiento de exoneraciones impositivas a los propietarios de edificios históricos en mal estado a cambio de su conservación, tal como se planteó tras el incendio que afectó al edificio del excine Victoria. Así también, señala que la proliferación de viaductos como modelo de intervención urbana revela la existencia de un modelo pensado para los automóviles en lugar de soluciones basadas en la diversificación de las alternativas de transporte, lo cual atribuye al hecho de que el sistema de transporte público es privado.

Arquitecto Carlos Zárate, docente y coordinador del Área de Teoría y Urbanismo de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte (FADA) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).

¿Qué diagnóstico y qué propuestas de solución se pueden hacer para remediar la actual situación de la capital de nuestro país?

Al igual que muchas otras ciudades, Asunción se construyó a lo largo de la historia con solidaridad entre vecinos, adaptación al entorno, sueños de mejores tiempos, alegrías, dolores, fracasos y esperanzas. Para poder acercarnos a un diagnóstico certero de la situación actual de la ciudad, tenemos que incluir esos elementos en el análisis. Si no lo hacemos, el resultado del diagnóstico y las soluciones propuestas siempre van a limitarse a mostrar carencias en función a las ambiciones de apenas una pequeña porción de sus habitantes o en función de representar la idea genérica de ciudad con que la abordará cualquier persona que no esté vinculada a ella. Si consideramos los elementos referidos al principio, vemos hoy una Asunción que crece y cambia –situación lógica, normal y esperable–, pero a una velocidad y dirección que la aleja vertiginosamente de sus propios fundamentos. Asunción está resignando la posibilidad de ser su mejor versión posible para todos, buscando convertirse en lo que terceros indolentes quieren que sea. Y aquí hay que hacer una aclaración importante: muchos de esos terceros han nacido y crecido aquí, pero alimentados siempre con la ambición de convertirla en algo distinto a lo que es, lamentando, desconociendo o despreciando sus componentes más característicos y significativos. Están dentro, la habitan, pero no la sienten ni la entienden.

¿La situación de la ciudad tiene cura o padece un mal que ya está en fase terminal?

Está grave si consideramos que se está alejando de sí misma día a día. Las supuestas soluciones que se la insertan no solo no resuelven los problemas que abordan, sino además generan, como efecto colateral, daños incluso mayores que los que pretenden sanar. Y la situación es tan, pero tan grave, que ya estamos delirando, por ejemplo, al considerar que si cruzamos el río podremos expiar todos nuestros males sentándonos sobre la cabeza de nuestros vecinos del Bajo Chaco.

No sé cuál será la cura, pero estoy seguro de que está basada en entender y valorar la importancia de todos sus antecedentes y la riqueza de su variedad en todos los ámbitos posibles, incluyendo la idiosincrasia de su gente, la exuberancia vegetal, los arroyos, los barrios populares consolidados a lo largo de décadas, las edificaciones modestas que fueron y son escenarios de miles de historias cotidianas, los espacios públicos de distintas escalas, desde calles y plazoletas, hasta parques y la relación de los bordes con el río, donde habita más del 20% de su población.

Ya se fue el “malvado” Plan CHA, pero la sensación que queda es que no estamos mejor, sino todo lo contrario.

Como terminó cajoneado sin ser aplicado, al Plan CHA no se le puede acusar de otra cosa más que de habernos hecho perder tiempo y energías sin llegar a buenos diagnósticos y soluciones. La ciudad no está peor porque no se aplicó ese Plan en particular. Ojalá fuese tan sencillo como eso. Invierto los términos. Ese Plan en particular no llegó a nada porque fue concebido dentro de una matriz muy restrictiva y direccionada, no por los que diseñaron el Plan, sino por los que establecieron las bases de aquel concurso. Burócratas ignorantes y oportunistas que anteponen sus beneficios propios al bien común, por el cual deberían velar celosamente.

El arquitecto Carlos Zárate sostiene que agregar más viaductos y asfalto solo aumenta el problema de la congestión al estimular solamente la movilidad en automóviles. Foto: MOPC.

¿Cómo ves esta proliferación de los viaductos? ¿Son intervenciones bien pensadas y que podrán generar soluciones más allá del corto plazo?

Los viaductos son de los indicadores más precisos para evaluar cuánto de la ciudad en general y del espacio público en particular ha sido consagrado al desplazamiento en automóvil. Nos indican además lo amateur y obsoletos que están los políticos responsables de la incorporación de estos elementos, anclados mentalmente en la primera mitad del siglo pasado, impulsando este tipo de visiones y propuestas hoy ya vetadas en todas las teorías de planificación urbana contemporánea. Los viaductos son soluciones miopes al problema de la movilidad, tan absurdos como tratar con un jarabe expectorante un cáncer de pulmón. El problema de la movilidad es complejo, tiene muchas aristas y debe ser abordado en consecuencia. Agregar más viaductos, más carriles, más asfalto, solamente da espacio para que el problema siga creciendo. Todas las mañanas, un millón y medio de personas de ciudades aledañas hacen decenas de kilómetros perdiendo tiempo, paciencia y dinero para llegar a sus lugares de trabajo en Asunción. Hagamos entonces las preguntas que corresponden ¿Por qué no trabajan en sus ciudades? Porque somos una república descentralizada solo en papeles. ¿Por qué no viven en Asunción? Porque no hay leyes que impidan la especulación inmobiliaria. ¿Por qué se desplazan en automóviles y motocicletas si saturan de esa manera las calles? Porque el transporte público es privado.

El siniestro ocurrido en el excine Victoria trajo nuevamente a colación el preocupante estado del patrimonio histórico de la ciudad. Foto: elpoder.com.

Tras el incendio del excine Victoria, saltó nuevamente al tapete el preocupante deterioro del patrimonio histórico arquitectónico. ¿Qué medidas se deberían tomar para conservarlo y mejorar su estado?

El Estado –a través de sus distintas reparticiones– es el principal responsable de velar por el patrimonio de interés público. Esto no debería ser siquiera opinable. “Soluciones” como las que acaban de anunciar representantes de la Municipalidad, el MOPC y la SNC, basadas en un acuerdo con los propietarios del excine Victoria, en el que se plantea liberar de impuestos a cambio de la puesta en valor del edificio, nos indica, entre otras cosas, un Estado débil e inútil, sin credibilidad, creatividad ni compromiso para defender el bien común. Liberar de impuestos a los grandes propietarios de inmuebles del centro histórico no resolvió antes nada y no lo hará ahora. Los Sabe, Saba, Zuccolillo, Bendlin, Mendelzon y otros no solo son apellidos de propietarios. Son corporaciones con intereses comerciales. Demás está decir, privados. Poseen muchísimo capital, no necesitan que el Estado les esté perdonando nada. Al contrario, debería estar exigiéndoles que cuiden y respeten el patrimonio urbano, con instrumentos legales que van desde las multas hasta la expropiación. Pero con la poca credibilidad que tienen los entes estatales, ¿qué ciudadano saldría a dar la cara y el pecho para defender esas medidas? Ese ciudadano no recibe del Estado la más mínima señal o garantía de que lo recaudado será devuelto a la ciudad de una manera inteligente. Es, claramente, un círculo vicioso. Urge quebrarlo. Y una de las herramientas efectivas para eso, en lo que a conservación de patrimonio arquitectónico y urbano se refiere, es contar con profesionales e instituciones (sobre todo la universidad pública) que entiendan tanto la dimensión técnica del tema como el valor de la cosa pública. Y la defiendan con argumento y sentimiento.

lunes, 3 de agosto de 2020

De cuando al Führer le pintaron la cara en las Olimpiadas de Berlín

A 84 años de las cuatro medallas de oro conquistadas por el afroamericano Jesse Owens en las competencias organizadas por el régimen nazi. La recreación de los hechos en la biopic "Race".

El récord de medallas olímpicas obtenido por Owens no fue superado hasta ahora y solo fue igualado en 1984 por su compatriota Carl Lewis.


Por estas fechas debíamos encontrarnos en pleno desarrollo de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que tuvieron que ser postergados hasta el próximo año a raíz de la pandemia del coronavirus.

Por ello, quiero valerme de la suspensión de las competencias como excusa para hablarles de la película “Race” (2016) y del contexto de los hechos recreados en este filme, que narra una de las más grandes hazañas del deporte de todos los tiempos: las cuatro medallas de oro ganadas por Jesse Owens en las Olimpiadas de Berlín en agosto de 1936, una marca que solo sería igualada casi 50 años después en Los Angeles 1984 por su compatriota Carl Lewis.

El atleta norteamericano –de raza negra, vale subrayarlo– se impuso en las modalidades de 100 metros, 200 metros, salto de longitud y carrera de relevos de 4x100 metros (fue el primer corredor), logrando tres récords mundiales y olímpicos.




Decíamos que era negro y que habría que subrayarlo, pues esos Juegos fueron organizados por el régimen nazi, que utilizó el evento para desplegar un enorme aparato de propaganda supremacista. Owens resultó un tremendo aguafiestas en aquel tenso período –apenas tres años antes de la Segunda Guerra Mundial– al punto de que es el principal ícono de aquellas competiciones. Esto a pesar de que Alemania terminó encabezando el medallero con 89 preseas (33 de oro, 26 de plata y 30 de bronce) frente al segundo, Estados Unidos, con 56 medallas (24 de oro, 20 de plata y 12 de bronce).

Además de la puesta en escena, la injerencia política del nazismo en el campo deportivo alcanzó ribetes de trampa. Especialmente controvertido fue el partido de fútbol en cuartos de final entre Austria, país donde nació Hitler, y Perú. Disputado el 8 de agosto, el encuentro terminó con marcador final en tiempo extra de 4-2 a favor del equipo latinoamericano, que logró imponerse en el alargue a pesar de la invalidación de tres goles.

Sin embargo, el partido fue anulado por supuesta invasión del campo de juego de parte de los aficionados sudamericanos –cuando la inmensa mayoría de los presentes, si no todos, eran austriacos–, por lo que el derbi fue reprogramado. El equipo peruano se retiró en forma de protesta, por lo que la clasificación fue para la escuadra europea.

El boicot

Tras la llegada al poder de los nazis en 1933, hubo varias propuestas para retirarle la sede a Alemania, otorgada en 1931 durante la República de Weimar, así como sucesivos proyectos de boicot, incluyendo en los Estados Unidos. Esto al principio puso en duda la presencia de Owens, quien fue presionado por la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP, por su sigla en inglés) con el argumento de no legitimar con su presencia al régimen del Tercer Reich.

Según el relato de sus hijas, el atleta decidió finalmente participar debido a que, en pleno periodo de la Gran Depresión, las oportunidades para los negros eran aún más escasas en un escenario ya de por sí complicado por la inveterada cuestión racial. De esta manera, decidió hacerlo con la esperanza de poder consolidar su carrera como deportista a fin de poder hacerse de un mejor pasar junto con su familia en las duras condiciones que debía soportar en su país a raíz de la discriminación.

En tanto, intentando aplacar el movimiento de boicot, Alemania bajó la intensidad de la persecución a los judíos e incluso la delegación olímpica germana estuvo integrada por una espadachina de origen semita, Helene Mayer, quien se alzaría con una medalla de plata en aquellas justas.

La mirada del cine

Algunos de los pasajes más significativos de estos hechos aparecen retratados de manera muy atractiva en la biopic “Race”. Bajo el título de “El triunfo del espíritu” para Latinoamérica, el nombre original es un juego polisémico entre la doble acepción de raza y carrera que encierra la palabra. Dirigida por Stephen Hopkins y escrita por Joe Shrapnel y Anna Waterhouse, esta coproducción canadiense-franco-germana está protagonizada por Stephan James en el papel de Owens (conocido ya por haber encarnado al recientemente fallecido político y activista por los derechos civiles John Lewis en “Selma”, una película del 2014 sobre las marchas por el derecho al voto encabezadas por Martin Luther King). Entre los coprotagonistas se destaca por su actuación Jason Sudeikis, tradicionalmente muy vinculado a las comedias livianas, pero que tiene un estreno dramático brillante en el rol del entrenador Larry Snyder.




Entre tanto, un lugar enigmático es el que le toca a Leni Riefenstahl (interpretada por Carice van Houten), quien fue la designada por el régimen nazi para llevar el registro fílmico de aquel evento. Según podemos ver en “Race”, ante las sucesivas victorias del atleta negro, el jefe de la propaganda nazi, Joseph Goebbels, ordena que las grabaciones se interrumpan, a lo Riefenstahl se niega y prosigue con su tarea hasta el final.

Respecto a la cineasta alemana se sabe que su documental sobre los juegos se estrenó bajo el nombre de "Olympia" en 1938. Hay datos contradictorios sobre el financiamiento, puesto que algunas fuentes afirman que corrió por cuenta del Ministerio de Propaganda, en tanto que otras señalan que el encargo fue realizado por el propio Comité Olímpico Internacional.

Considerada como una de las mejores 100 películas de todos los tiempos por la revista Time, además del registro documental de las competiciones en distintas disciplinas, incluye encenas de vanguardia para la época con imágenes de la Antigua Grecia con una mezcla de profundo simbolismo y desnudos.

Además de la impactante carrera deportiva de Owens, la cinta también se ocupa de aspectos más íntimos de su vida intentando abarcar en la mayor dimensión posible esa compleja, extraordinaria y contradictoria personalidad, que según sus críticos no supo entender la tarea histórica que le tocó cumplir. Mucho se le ha recriminado, por ejemplo, el reproche a sus colegas Tommie Smith y John Carlos por haber hecho en el podio de las Olimpiadas de México 1968 el saludo del poder negro (el brazo levantado con el puño cerrado), aunque años después revirtió su posición.

Escena de la película “Race”.

Los orígenes de “La bala”

Nacido en los campos de algodón de Alabama en 1913, James Cleveland Owens se instaló siendo aún niño junto con su familia en Ohio huyendo de la segregación del sur. El ambiente hostil en el que creció a raíz de su condición racial habrá resultado fecundo para forjar ese carácter que supo extraer de la adversidad sus mayores lecciones y logros.

Conocido como “La bala”, Owens empezó a ganar notoriedad en el atletismo como estudiante de la Universidad Estatal de Ohio en las competiciones de la National Collegiate Athletic Association (NCAA) logrando ocho títulos entre 1935 y 1936. No obstante ello, junto con otros colegas afroamericanos, debía alojarse fuera del campus debido al segregacionismo. Además, a pesar de sus extraordinarias condiciones para el deporte, nunca recibió una beca y tuvo que trabajar en un taller de calzado, entre otras labores, para costear sus estudios. Entrenaba antes de las clases y trabajaba luego de ellas.

La proeza

Han pasado 84 años de aquel 3 de agosto de 1936, cuando ganó su primera medalla de oro en los 100 metros. Sin embargo, la película se enfoca más en la medalla obtenida el 4 de agosto en salto de longitud con una marca de 8,6 metros. El atleta alemán Carl Long le ayudó (en el film le marca con una toalla el lugar donde debía saltar) para no ser descalificado. Empero, algunos autores sostienen que esta historia es apócrifa bajo el argumento de que un atleta de élite debería saber bien por sí mismo en lugar exacto donde saltar. Luego de finalizada la prueba, ambos se pasan la mano y se abrazan para saludar al público.

Se podrían fundir todas las medallas y copas que gané, y no valdrían nada frente a la amistad de 24 quilates que hice con Luz Long en aquel momento”, declaró Owens tiempo después cuando, finalizada la guerra, viajó a Alemania para conocer a la familia de su amigo, quien falleció en combate durante la invasión aliada a Sicilia en 1943.

Sobre su amistad con Long, Owens llegó a decir: “Se podrían fundir todas las medallas y copas que gané, y no valdrían nada frente a la amistad de 24 quilates que hice con Luz Long en aquel momento”.

El "desplante"

Un momento central de la película es la escena en la que Hitler, con rostro adusto, se retira del estadio con el supuesto fin de evitar saludar a Owens. Sin embargo, varios biógrafos del atleta sostienen que este aseguraba que Hitler le había saludado y que incluso exhibía una foto que registró ese momento. Se cuenta que Owens había hecho varios esfuerzos para cambiar –sin éxito– la versión oficial de lo ocurrido, que él consideraba incorrecta.

En declaraciones a The Pittsburgh Press el 24 de agosto de 1936, Owens afirmó: “Hitler tenía controlado su tiempo tanto para llegar al estadio como para marcharse. Sucedió que debía irse antes de la entrega de medallas de los 100 metros. Pero antes de que se fuera yo me dirigí a una transmisión televisiva y pasé cerca de él. Él me saludó y yo le correspondí. Creo que es de mal gusto criticarle si no estás enterado de lo que realmente pasó”.

En cambio, el corredor sí se quejó de que el entonces presidente de EEUU, Franklin Delano Roosevelt, un líder tenido por “progresista”, nunca le cursó una invitación a la Casa Blanca y ni siquiera le envió un mensaje de felicitación, tal como era costumbre hacerlo con los atletas que ganaban medallas olímpicas.

Según cuentan los analistas de la época, el motivo habría sido que Roosevelt se encontraba en plena campaña por la reelección y no quería ganarse la contrariedad de los votantes del sur. A más de ello, en una recepción en su honor realizada en un hotel neoyorquino no se le permitió ingresar por la puerta principal, por lo que tuvo que utilizar el ascensor de servicio.

Aquel talento extraordinario tuvo un fin prematuro en el atletismo, puesto que tuvo que retirarse a los 23 años. Por aquella época el amateurismo era un requisito para los atletas olímpicos. Después de su presentación en Berlín fue utilizado por el presidente del Comité Olímpico de Estados Unidos, Avery Brundage, como un objeto de exhibición hasta que, cansado, abandonó la gira y retornó a su país.

A raíz de ello le retiraron el estatus de amateur, por lo que su carrera deportiva llegó a su fin y sobrevivió dando charlas motivacionales, haciendo exhibiciones en las que corría contra caballos, entre otras actividades, hasta que el 31 de marzo de 1980 un cáncer de pulmón a consecuencia del tabaquismo le costó la vida a los 66 años.

Dicen que fue un héroe contra su voluntad y que no pudo rendir tributo a su propio legado. En cambio, su vida y obra siguen siendo una inspiración para quienes, en el mundo deportivo o fuera de él, intentan forjar su propio destino en un camino no exento de obstáculos, caídas y decepciones, pero al mismo tiempo pleno de victorias y logros inimaginables.