jueves, 22 de diciembre de 2011

Costos públicos de las crisis privadas

Luis Brunstein


Ñamandú, un niño mbyá, juega en el patio. Las rondas de tereré no dan tregua y las charlas previas al conversatorio se suceden sobre los más diversos temas. Las referencias al partido de fútbol de esa tarde parecían inevitables. Y bueno, ¿qué tal si empezamos?, sugiere alguien.
“Neoliberalismo, rol del Estado y crisis” fue el tema analizado por el economista argentino Luis Brunstein el pasado domingo 18 de diciembre en el local del Partido Convergencia Popular Socialista (PCPS). En su exposición analizó el contexto de la crisis mundial y regional, la tan denostada por los “libertarios” intervención estatal en la economía y lo que es o no el neoliberalismo.
Brunstein arrancó con una precisión conceptual sosteniendo que el neoliberalismo no existe como teoría económica y que es una figura más bien instrumentalizada para justificar la privatización de bienes públicos, la desregulación y el vaciamiento del Estado en los países en que fueron aplicadas políticas que muchas veces no eran completamente coherentes con la ortodoxia económica. Citó como ejemplo que el régimen de convertibilidad en la Argentina, conocido como el uno a uno, no fue una medida liberal, pues el mercado de cambio quedó atado al precio del dólar y no al libre juego de la oferta y la demanda.
Luego remarcó que actualmente en Europa, bajo la tutela de Nicolás Sarkozy, presidente de Francia, y Ángela Merkel, canciller de Alemania, se está insistiendo con políticas de “ajuste estructural” que no harían sino ahondar el desastre, trayendo más desempleo y retracción de la economía. Un ajuste estructural y una austeridad que no resultaron tales, pues en el rescate a los bancos privados con dineros públicos en EE.UU. se destinaron 7,77 billones de dólares, ni siquiera los 700.000 millones de dólares anunciados inicialmente, una cifra ya de por sí monstruosa, según datos desclasificados obtenidos por Bloomberg News y  de los que se hace eco Juan Gelman en un artículo titulado "Los que cortan la pizza" (http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-182930-2011-12-08.html).
Políticas de este tipo son las que se están implementando en Europa, principalmente en España, Italia y Grecia, con las recetas del FMI, el Banco Mundial y los bancos centrales europeo y alemán, políticas tendientes solo a garantizar que los bancos no entren en default y que no tienen en cuenta el perjuicio perpetrado contra el conjunto de la sociedad, señaló el economista.
En términos equivalentes se expresó el Premio Nobel de Economía Paul Krugman, en su ilustrativo "El peligro de creer que la austeridad es la salvación" (http://www.lanacion.com.ar/1418716-el-peligro-de-creer-que-la-austeridad-es-la-salvacion), a propósito del pacto de Bruselas firmado en octubre pasado que evidenció el fracaso de una doctrina económica según la cual  “en el período subsiguiente a una crisis financiera, los bancos deben ser rescatados pero el público en general debe pagar el precio”. En este mismo texto sostuvo que una crisis generada por la falta de regulación, paradójicamente, derivó en la radicalización hacia la derecha que, en lugar de generar empleos productivos, recorta la inversión pública y los programas sociales. Añadió que la austeridad expansionista es una ficción y que creer que la depresión gubernamental estimulará los gastos privados es como creer en cuentos de hadas.
Ante este escenario Brunstein opuso el caso de la Argentina, que desde 2003 fortaleció el papel del Estado restringiendo el flujo de capitales especulativos a través de encajes, regulaciones en la compra de dólares y otras medidas de diverso porte, que blindaron la economía contra la crisis y que, en contrapartida, no afectaron las inversiones productivas. Así también destacó que lo que en un principio fue señalado como un defecto, el no contar con un mercado de créditos desarrollado, evitó el contagio del colapso financiero, pues es por esta puerta que las crisis ingresan.
Como reflexión final sugirió alejarse de discusiones estériles del tipo si existe o no el neoliberalismo, “un concepto totalmente vago que genera confusión”, según acotó, para entender mejor cuestiones concretas como cuál debería ser el papel del Estado en función del bienestar general, específicamente la necesidad de construir una economía más inclusiva a favor de la clase trabajadora.

domingo, 20 de noviembre de 2011

“La lengua es la piel que habitamos”

Bartomeu Melià

Así como la piel que habitamos, la lengua es la manera de hacernos ver y lo que define la fisicalidad de la comunicación, sostuvo el pa’i Bartomeu Melià al abrir su exposición “Lenguas, fronteras y puentes”. La piel es la frontera de nuestro ser, lo que nos delimita y diferencia frente a los demás. Para graficar esto último, hizo referencia a aquel aforismo que invoca: “Habla si quieres que te conozca”. Esto es así, según afirmó, porque “la lengua es el pulso del ser. La lengua es la piel que habitamos”. De la misma forma, la lengua es la que determina nuestras adscripciones identitarias, la que nos da un lugar en el mundo, pero al mismo tiempo nos la quita.
Cuando preguntaron a León Cadogan cuál fue el momento más revelador en las largas temporadas que pasó con los indígenas, señaló que fue cuando descubrió que palabra y alma constituyen una misma entidad para el pensamiento mbyá. A esta anfibología Cadogan dedica unas apostillas en el Ayvu Rapyta –“El concepto guaraní del alma”–, en las que analiza la construcción etimológica de las voces ayvu, ñe’ê y ’e. De allí enumera que estas traducen los dobles conceptos de: lenguaje humano-porción divina del alma, palabra-alma, decir-principio vital.
En otro pasaje de su ponencia apuntó que, así como no se pueden vestir dos pieles, difícilmente se puede habitar en dos lenguas. Esto en referencia al supuesto bilingüismo que caracteriza al Paraguay. Sobre este punto Melià aseveró que en el Paraguay no hay bilingüismo, sino diglosia, porque las dos lenguas no se emplean indistintamente en todos los ámbitos, sino que existen circunstancias sociolingüísticas que privilegian a una lengua a expensas de la otra.

El guaraní escrito

Al hablar de la producción escrita en guaraní tal como se enseña en los centros educativos, señaló que se trata de una lengua falsa, ya que no se corresponde en absoluto con el uso real del idioma. Agregó que en la enseñanza oficial existe una política de inmersión, un sistema castellano en el que son sumergidos todos por igual ignorando las variables sociales y culturales reconocidas en el texto constitucional, que declara que el Paraguay es un país multicultural y bilingüe. A raíz de esto existen campos en los que a una lengua le está prohibido el paso y, por lo tanto, a quienes la hablan. Por ello, al considerar que no existimos más allá de nuestra piel, es al tomar la palabra que nos presentizamos en el mundo.
Finalmente, y siguiendo la misma analogía, añadió que el contacto entre las lenguas en contextos de agresión, de asimilación y de guerra a veces deja marcas como el hierro candente. Así, esa piel que es la lengua guaraní, esa piel ágrafa en principio, fue ornamentándose con una literatura, adquiriendo colores con las gramáticas y lexicologías. Pero así también quedó marcada por hondas cicatrices que han permanecido como impronta de las vejaciones del colonialismo.

La conferencia formó parte de las jornadas “Fronteras y pueblos originarios” realizadas entre el 16 y 17 de noviembre, en el marco de la muestra Paraná Ra’anga, en el Centro Cultural de España Juan de Salazar (CCEJS), Asunción.

viernes, 5 de agosto de 2011

El extranjero








Japuka haguãnte, fórmula corriente a la que se recurre para excusarse al advertir que algún comentario “jocoso” resultó vejatorio para el que fue objeto de nuestra burla. Esto como si la sola intención de reírse a expensas de alguien atenuara la ofensa. Muy por el contrario, la agrava. Mantenemos el muy cuestionable hábito de que nuestro repertorio satírico tenga al “cachique” como sujeto central, como el antihéroe de la picaresca vernácula. Como en guaraní somos “sheístas”, el propio apelativo que utilizamos para referirnos a la población nativa revela nuestras representaciones sobre el “indio” como el típico tavy que no sabe hablar... ¡su propio idioma! Esto no es sino la expresión de un colonialismo “moderno” que construye, reproduce, refuerza y legitima las posiciones de subalternidad de los indígenas frente a la sociedad envolvente.
Esto viene a cuento de dos tiras del cómico Peter Capusotto: una sobre un diccionario del argot relativo al cannabis y otra sobre la traducción de canciones en inglés, específicamente el Stairway to heaven de Led Zeppelin. En la primera se recrean situaciones en las que el personaje ve referencias al porro en todas partes. Caminando por la calle llega a la avenida Paraguay, que aparece así representado como la metrópoli de la marihuana. En la segunda, en la traducción apócrifa de la canción un sujeto relata que le construirá una escalera al cielo a su musa, proyecto para el cual se aseguró el concurso de albañiles paraguayos.
Acaso en la segunda las referencias nacionales resultan incluso superfluas, pero no por ello menos significativas, puesto que revelan con mayor claridad el sustrato que subyace a esas correlaciones aparentemente inocentes. Nada es inocente. Todo signo encierra una ideología.
Paraguay, entonces, país de la marihuana y como un país no es otra cosa que la gente que lo habita, tierra de los narcos, delincuentes, culpables de la inseguridad y la criminalidad que afectan a la ciudad, sumida en el caos como producto de la “inmigración descontrolada”, tal como lo definiera el reelecto jefe de gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri. Lo de reelecto tampoco es una indicación inocente. 
Si bien el ser albañil no implica per se algo deshonroso, es por todos conocida la subvaloración que va asociada a los obreros que se desempeñan en dicho oficio, todos ellos borrachos por cierto. Es una realidad que la mayoría de los varones inmigrantes  de este país se dedican a ese rubro en la Argentina. Pero la cuestión es el trasfondo que implica la satirización de ese estatus o, en última instancia, la operatividad social de ese discurso. Dijimos que todo signo es un ideologema y, por lo tanto, eminentemente performativo en cuanto y en tanto genera sentidos comunes y sistemas de representación que pueden llegar a racionalizar conductas discriminatorias al tiempo que sirve para legitimar un sistema de explotación como el que ejerce el capitalismo sobre esa mano de obra migrante, siempre más vulnerable y maleable por su condición de “extranjero”. Ser paraguayo es ser albañil y a la inversa.
Con esto no se quiere significar que el acto discriminatorio haya sido realizado adrede y con mala intención. Hay otros episodios en que la xenofobia de Macri aparece carnavalizada, como en ese de Micky Vainilla, en que la referencia a aquel es hasta explícita. Simplemente demuestra cómo el autor termina reproduciendo el mismo imaginario que tal vez con toda convicción cuestiona y al cual no adhiere, al menos concientemente.
En un texto publicado en Página 12 bajo el título de Diversidad y medios,  Roberto Samar  y Emiliano Samar denuncian la discriminación homofóbica de un programa a través de la ridiculización del homosexual, agregando que el estado de la materia se intrinca al considerar que al recurrir al humor no se apela a la racionalidad, por lo que sus efectos se profundizan aún más al momento de que esos mensajes no se problematizan, ya que solo van en “joda”, interiorizando acríticamente ese sentido común discriminatorio: “Los discursos humorísticos que circulan en los medios masivos tienden a fijar estereotipos, los cuales con el tiempo impregnan nuestro sentido común y condicionan la forma en que interpretaremos a los demás. Esta fijación de características negativas sobre ciertas comunidades facilita la naturalización de la discriminación” (Página 12, La ventana, 22, 06, 2011).
Esto se expresa de otras maneras en otros lenguajes como en la película francesa Irreversible, en la que las prostitutas son latinoamericanas, o en la obra el Mercader de Venecia de Shakespeare, en la que el usurero y villano de la historia es judío, a tono con el antisemitismo siempre latente. Esto es absolutamente representativo y vehiculizante de estereotipos mediante los cuales se generan modelos que asocian automáticamente ciertas características, opuestas “a lo correcto” por lo general, a determinadas filiaciones de orden étnico, económico, social y cultural de esa “otredad” personificada y a la colectividad a la que está adscrita, a menudo también más homogeneizada de lo que en realidad es.  
La risa es un recurso formidable de subversión contra el poder. El miedo es el medio de paralizar a la presa para dominarla. La risa libera, pero cuando va dirigida en contra de los sectores más vulnerables y desfavorecidos también sirve para reforzar las estructuras injustas y exclusivas del poder. Si dibujar a Hugo Chávez como un gorila es reaccionario, el caso que nos atañe, también. Así como lo es Tinelli y otras series que representan a las empleadas domésticas, una de las trabajadoras más violentadas, como paraguayas con deficiencias a la hora de expresarse, lo que equivale decir “ignorantes” y, por lo tanto, revalidando el abuso y la contravención de sus derechos más elementales. Estos mecanismos actúan frenando la movilidad social funcionando como sistemas de estratificación cerrados como las castas. Uno nace en una casta y muere en ella.
Lo especialmente grave radica en que la serie sea difundida por la TV Pública de la Argentina, órgano de propaganda del oficialismo kirchnerista, un gobierno que se embanderó con la causa de los derechos humanos, la diversidad y contra la discriminación. Así podemos suponer que los ataques que en su momento dirigiera contra las expresiones xenófobas de Macri no fueron contra los valores que este representaba, sino simplemente por tratarse de un adversario político. Por lo tanto, ese “otro”, cuyo derecho se decía defender, fue una vez más instrumentalizado al fragor de las disputas internas del poder y puesto a fuego cruzado como carne de cañón en una batalla que no es la suya.
 Va con onda, Capusotto, va con onda. 

lunes, 18 de julio de 2011

El Nuevo Cinema Paradiso




Mucha gente se quedó afuera, sin una butaca en el cine. Alfredo mira a Toto. Le muestra un truco. Desvía ligeramente el cristal del proyector hasta que las imágenes de la película se dibujan en una de las paredes que rodean la plaza, donde se encuentra la gente que no tiene cabida en la fiesta. La pobreza no es sino riqueza mal distribuida, diría Osvaldo Bayer. De pronto se genera una chispa y empieza a arder la cabina del Cinema Paradiso. La metáfora de Prometeo, quien llevó el conocimiento al pueblo arrebatando a los dioses las llamas del fuego del Olimpo y por ello fue castigado con toda la ira del discurso único, encadenado a una roca donde un águila le comía el hígado. El poder no admite otras narrativas más que las suyas. Alfredo se quedó ciego, pero llegó a darle la llama a Toto.
La película del director italiano Giuseppe Tornatore, al menos tal como yo la viví, es una alegoría de la democratización del conocimiento y las artes y, sobre todo, un emotivo homenaje al cine, que se resiste a sucumbir ante las TV plasma y las proyecciones parafernálicas en 3D. Siempre habrá alguien que prefiera la pequeña sala a ver criaturas verdes a través de unas gafas en los hipersalones de los shoppings centers.
Nuevo Cinema Paradiso le llamo, en homenaje a este filme, a un encuentro en mi barrio que empezó el domingo pasado y pretende extenderse por muchos más, en el que convocamos a la gente que normalmente no tiene otra opción que la que le impone la dictadura  del capitalismo mediático. Iniciamos el ciclo justamente con el Cinema Paradiso en el local de la Asociación Comunitaria del barrio Gloria María, Villa Elisa,  sobre la calle Haití casi Jamaica.
Fue más que una simple reunión para ver una película, si ello acaso de por sí no constituyera un avance importante. Considero que, como Alfredo, contribuimos al proceso de democratización y redistribución del capital simbólico convencidos de que los sectores populares tienen la urgencia impostergable de disponer de, y a nosotros nos toca la obligación de brindar, un flujo comunicacional más plural que ofrezca otros universos discursivos además de los proporcionados por los multimedios monopólicos, su industria de la distracción, sus superhéroes de metal herrumbrado y su feria de entretenimiento, donde se trafica esencialmente basura.  Invitamos a todos los que creen, y por supuesto a los que no también, que una democracia con estos niveles de inequidad y marginación es impracticable a que se acerquen todos los domingos a las 11:00 de la mañana en el Nuevo Cinema Paradiso.

sábado, 11 de junio de 2011

El caminante y sus caminos


Magdalena López, Adriana Causa, Eugenia Brage, Luis Álvarez  y Sebastián Bruno. 




Jueves 2 de junio
Unas pitadas al lado del camino en la Rosario de Fito. Leyendas ácratas en los muros. “Ni botas ni votos: anarquía”. San Martín 1371. Kóa ha’e. Centro Cultural de la Cooperación. Unos libros sobre Barrett en la mesa dispuesta frente a la entrada del auditorio. Mba’e hora pio eguãhê?, pregunta un compañero que se presenta como Mario. Ha las 7 rupi, le respondo. Paraguay desde las ciencias sociales, reza el afiche con el retrato del Dr. Francia estampado en el lado superior izquierdo. Lo hicimos en homenaje a él porque este Bicentenario historiográficamente liberal lo dejó de lado, añade. Hago un gesto de asentimiento. 
Como a las 10:20, Gustavo Guevara, del Centro de Estudios sobre América Latina Contemporánea, y Sebastián Bruno, del Grupo de Estudios Sociales sobre Paraguay, dan las palabras a manera de prólogo al taller interdisciplinario de investigaciones referidas al Paraguay o paraguayología, según lo definió Bruno.
La primera mesa, Mujeres Migrantes, la abrió Adriana Causa (IIGG-UBA) con una ponencia titulada Costos y beneficios de la participación de mujeres paraguayas en organizaciones sociales argentinas. Adriana cuenta que durante el levantamiento en el terreno encontraron una alta participación de mujeres migrantes en los grupos piqueteros y que empezaron a estudiar las características de esa relación y los roles al interior de las organizaciones. Entre las causas de la migración se confirman los patrones dominantes: la situación de precariedad económica y la falta de perspectivas en sus ciudades de origen, la mayoría de ellas del campo y alrededores de la capital.
En segundo lugar, la antropóloga social Eugenia Brage (IIGG-FFyL-UBA) disertó sobre las Redes sociales y trayectorias migratorias de mujeres paraguayas en la ciudad de Buenos Aires. En cuanto a los aspectos metodológicos, resaltó que se trata de una deconstrucción de la elaboración de las otredades propia de la antropología, desde la que se busca la generación de conocimientos con la gente con la que se trabaja en pos una acción autogestiva y transformadora, ya sea a través de talleres sobre tramitación de documentos, consulados itinerantes, etc., y, por lo tanto, cuestionando los relatos focalizados en el investigador que observa reproduciendo muchas veces el punto de vista de las “normalidades definidas por los sectores más poderosos en oposición a esos otros”.
Esta construcción de las otredades implica operaciones clasificatorias simplificadoras, pues tiende a homogeneizar en categorías generales realidades de un orden múltiple, como sería aglutinar a los colectivos migrantes bajo apelativos genéricos con connotaciones a menudo peyorativas como “paragua”, “kurepa”, “bolí”, etc., desconociendo sus especificidades e historicidades. Esto crea un estereotipo que racionaliza un determinado orden de relaciones que traba la movilidad social. De hecho, el campo laboral en el que se desempeñan los paraguayos en Buenos Aires es el menos diversificado, pues se concentra en áreas precarizadas y minorizadas socialmente como la construcción y el trabajo doméstico, en una especie de sistema de estratificación cerrado y hereditario.
Luis Álvarez, del INADI, presentó una línea de investigación denominada Ciudadanía, migrantes y derechos humanos. Trabajadoras jóvenes paraguayas en el servicio doméstico y su acceso a los derechos sociales. Sobre esto explicó que la investigación se encuentra en una etapa de seguimiento de los avances obtenidos a partir de la promulgación de la Ley 25871 de Migraciones y el plan de regularización documentaria Patria Grande. Este estudio pretende identificar los cambios efectivos logrados en la optimización de las condiciones de vida de los migrantes a partir de la ejecución de las políticas públicas. Entre otros marcos conceptuales, resaltó el de campo de interlocución de Alejandro Grimson y en esta dirección sostuvo que el objetivo es “ver cómo las transformaciones que se dan en la política, la cultura y la economía impactan en la unidad de análisis. Y en ese sentido seguimos la línea que desde los 90 en adelante se pasa de una invisibilización de la diversidad a la hipervisibilización de las diferencias y un hecho concreto para marcar esto fue lo acontecido en el Parque Indoamericano, tomando como antecedente algunas políticas de los 90 que estigmatizaban (...) la migración paraguaya en particular tipificándola como la causante de la transmisión de enfermedades, el desempleo, etc.”.
El último integrante de la mesa, Sebastián Bruno (FCS-UBA), expuso sus Apuntes para el análisis de la relación migrantes paraguayas-servicio doméstico en Buenos Aires. El universo de la muestra parte de que la colectividad paraguaya es el contingente migratorio más importante de la capital, con más de 300.000 personas. Este trabajo reconfirma algunos estándares como la feminización de las corrientes migratorias, la concentración de la fuerza de trabajo en dos sectores de la economía: las mujeres, en el trabajo doméstico (60 a 80%); los varones, en la construcción (40%). El autor define este fenómeno como mandato laboral de género, concepto que se refiere a las presiones socioeconómicas que actúan objetivamente forzando la condición de mujer-migrante-paraguaya directamente al ámbito doméstico, creando todo un corpus racionalizador para naturalizar ese hecho, como sería por ejemplo que la conjunción de esas características sociodemográficas equivale por definición a un perfil educativo bajo.
Al abrirse el tema a la discusión, una de las participantes relató su experiencia en el MJT de Paraguay respecto a la dificultad de los órganos para controlar el cumplimiento de las normativas que debieran proteger los derechos laborales porque el principio de inviolabilidad de la propiedad privada exceptúa de facto el ámbito doméstico de la jurisdicción de la ley, proporcionando un blindaje de inmunidad a los patrones, que así someten a “sus chicas y muchachas” a su total arbitrio.
En la mesa posterior, Magdalena López (UBA-CONICET) analizó el Marzo paraguayo: ¿un caso de fortalecimiento político?, tomando este hecho como una estructura de rebelión, siguiendo a Luis Tapia, que sirve de sustrato a otra estructura de rebelión posterior que la autora identifica con el cambio democrático que se da con la elección de Lugo en abril de 2008, ya que sectores marginados como los campesinos e indígenas vuelven a coincidir como en el marzo paraguayo con sectores medios urbanos y estudiantes universitarios bajo una base o antecedente previo al hecho en sí.
Posteriormente, Hugo Pereira Cardozo (UNC-UNA-UTI) se refirió al Desplazamiento de la agricultura campesina del territorio del departamento de Concepción, a partir del desarrollo de la agricultura mecanizada basada en el uso intensivo de agroquímicos. De su intervención se destaca principalmente la asociación de dos hechos correlativos: las primeras denuncias de intoxicación de los campesinos y la irrupción de un grupo armado que dice venir a desfacer agravios y enderezar entuertos. A partir de esto el foco mediático se desplaza de los problemas socioambientales a la construcción del identikit de un villano campesino-agresor-invasor-terrorista. Así entonces pasa a un segundo plano la crisis generada por este modelo para volcarse a la cruzada contra una supuesta guerrilla. Haciendo un sumario se desprende que la figura del EPP termina siendo mucho más funcional a los sectores de poder, pues bajo esa coartada se ejecutan acciones represivas sistemáticas contra la dirigencia campesina, sin poner en cuestión la viabilidad del extractivismo agroexportador.
Llegado a este punto, me salto arbitrariamente algunas mesas (...).

Viernes 3 de junio
Y acá  otras tantas (...).
Con relación a las Interpretaciones históricas, Oriana Peruggini (UBA) expuso sobre La Guerra de la Triple Alianza: nuevas perspectivas de investigación. En este marco realizó un recorrido de la literatura existente sobre el tema, desde la historiografía liberal –que presenta al Mcal. López como un dictador que impuso una economía y política contrarias a los esquemas de la civilización, que en esencia apeligraban los intereses de las élites de Brasil y Argentina– hasta el revisionismo, impregnado de un cierto sesgo positivista. En este sentido se propone una visión superadora de los relatos nacionales para forjar una visión más sistemática entre las que niegan la injerencia de los capitales ingleses y las que les atribuyen una gravitación decisiva. Así rechaza la construcción de una Inglaterra complotista que arma todo el conflicto cual titiritero omnipresente, pero tampoco niega su presencia en los países involucrados. Lo que cabe preguntarse entonces es la relación entre el desarrollo del capitalismo en América del Sur y la mayor potencia capitalista de entonces, algo muy difícil de desvincular, dada la conexión del capital financiero con los intereses que esa guerra suponía en cuanto a los modelos de desarrollo y a los programas económicos diferenciales que esos países proponían o proyectaban.
Por otro lado, retomando el tema de la migración, que fue uno de los más importantes ejes temáticos desarrollados en el taller, Edith Arrúa (ADEPO) introdujo en el asunto de la Inmigración fronteriza en el Paraguay, centrándose con mayor atención en la argentina y brasilera. Así fue mostrando cuadros sobre la disposición geográfica de estos desplazamientos resaltando que la inmigración argentina se centra más en el área de Central y capital, siendo el rubro laboral dominante el comercio, en tanto que la inmigración brasileña se concentra en departamentos fronterizos como Alto Paraná, Canindeyú y Amambay, desarrollando el agro como principal actividad de explotación. Esta última más que una inmigración estrictamente consiste en un avance a manera de frontera móvil que ya empieza a generar tensiones importantes con los campesinos desplazados o acosados por el modelo agresivo de agricultura que implementan.
Seguidamente, Gabriela Mera (UBA-CONICET) habló de las Distancias físicas y fronteras simbólicas. Distribución y segregación espacial de los migrantes paraguayos en la Ciudad de Buenos Aires. En este sentido planteó que el principal punto a problematizar fue la idea de segregación espacial en relación con las distancias físicas y las fronteras simbólicas, puesto que se mostraba muy refractaria a la hora de aceptar esta idea de segregación por su contenido asimilacionista, que asocia al migrante una falta de voluntad de integrarse a la sociedad receptora. En cuanto a las fronteras simbólicas, estas implican las distancias que existen más allá de la convivencia en una misma área geográfica.
Por su parte, Santiago Martí (FLACSO-UNGS) presentó los Recorridos migratorios de los y las jóvenes paraguayos en Argentina, un trabajo inicialmente elaborado por el Viceministerio de la Juventud de nuestro país para generar conocimiento sobre los jóvenes migrantes en la Argentina, reconstruir sus trayectorias, identificar las desigualdades y condicionamientos de género que determinan quiénes y por qué migran.
El último expositor de la mesa, Álvaro del Águila (CONICET-IDAES-CIDAC BARRACAS, FfyL-UBA), reseñó la experiencia de los consulados itinerantes del Paraguay en la Argentina. Como primer paso detalló que empezaron a difundir los alcances de la nueva ley a través de actividades como radios abiertas y allí identificaron que el principal problema era la tramitación de documentos. A partir de estos datos procedieron a realizar gestiones ante el Consulado paraguayo a fin de que se acerque a estos núcleos para regularizar la situación documentaria de los habitantes. Además aludió al referéndum por el voto de los paraguayos en el exterior y al riesgo de retroceder en las conquistas obtenidas en esta materia con campañas como la de Unión Guaraní, que dice no a la consulta popular bajo argumentos del tipo de que se trata de un derecho que no necesita ser sometido a esta clase de consultas. En cambio, no se mencionó cuál es el mecanismo alternativo que proponen.
En otro orden, el último tópico del encuentro versó sobre Escritura e Identidades. Mario Castells (CEALC-UNR) leyó un texto bajo el encabezado de La marca de Caín en el guaraní paraguayo. Lo popular y lo culto a dos aguas en la literatura de expresión guaraní. En el mismo brinda un panorama general de la literatura escrita en guaraní, centrándose especialmente en la producción de Emiliano R. Fernández y la noción del intelectual como constructor de imaginarios. Asimismo, separa los mundos de la poesía en guaraní escrita y las tradiciones míticas indígenas, a las que se ha pretendido asociar como si constituyeran un mismo arquetipo.  
Entre tanto, Nora Bouvet (UNR-CIUNR) leyó una línea de trabajo rotulada Escritura y archivo. Una experiencia de investigación. En la misma señala que es una reflexión sobre las problemáticas generales de la escritura y el archivo, entrelazando la historia política y la historia de la literatura. De este modo narró que su interés surge a partir de su primera visita al ANA, después de la cual quedó fascinada por la cantidad y la calidad de la producción escrita del Dr. Francia. Así relata que encontró una relación estrecha entre los objetos de la escritura y las prácticas burocráticas del Estado. “La institución secretarial epistolar explica el rol esencial de la escritura de Francia para construir el Estado paraguayo como primera república del Sur (...). Roa Bastos comprendió como nadie la excepcional vinculación con la escritura que Francia mantiene”, señala una parte de la exposición.
Por último, vuestro narrador habló sobre el estudio de las tradiciones orales indígenas en el Paraguay y la diglosia castellano-guaraní como expresión contemporánea de las jerarquías instauradas por la colonia en el juego de acciones y reacciones del binomio hegemonía-subalternidad.
Resumiendo, el balance que resulta de este encuentro de investigadores es la integración de los saberes latinoamericanos, un Mercosur de las ideas que bien puede remolcar al Mercosur económico, un proyecto de integración empantanado por la lógica imperial y capitalista que rige la relación entre los Estados parte y que, por lo tanto, está basada en la conveniencia del más fuerte a expensas del más débil.

Sábado 4 de junio
Es mi último día en la ciudad. Subo desde la Costanera por la calle Illia. El frío aliento del Paraná desliza entre sus borrascas la cadencia melancólica de un cantor y sus melodías de arrabal. Llego hasta la Casa del Tango y con una determinación del más puro rova atã, no muy propia de este ser koygua por naturaleza, me meto entre las cortinas hasta un rincón como malevo agazapado en la oscuridad. Miguel, que así escuché que le decían, hablaba de que el espíritu lastimero del tango provenía de su origen inmigrante, término que a su vez etimológicamente deriva de la voz latina immigrare, destierro, castigo. Así cantaron percantas tristes como Madame Ivonne, Malena, Galleguita y otros versos al terruño como Lejana tierra mía, Cuando miro al Sur. De pronto dan las seis de la tarde. Me sacudo el techaga’u tanguero que me arrebuja. Cómo extraño a esa pebeta, linda como una flor. Vamos, caminante, que aún quedan muchos caminos.

lunes, 2 de mayo de 2011

La rehabilitación del trabajo






Jajapo peteî kora guasu ápe, apunta una de las coordinadoras de la Movilización por el Día Internacional del Trabajador/a, al tiempo que organizaba a los niños más retozones, esos locos bajitos, como dijo aquel poeta que perdió a su pequeña torcaz. Formamos un círculo tomados de las manos en tanto se daban los detalles sobre el itinerario y el programa del día. Plaza Uruguaya. En frente, el ferrocarril, mudo testimonio de lo que dicen que fue el primer país soberano de la América austral. Ya cerca del mediodía del sábado 30 de abril, parte la marcha integrada por la Juventud Obrera Cristiana (JOC), Coordinación de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (Connat’s), Jóvenes Universitarios/as de Trabajo Social, UNA y Centro de Estudiantes de Filosofía UCA - CEFUC, Movimiento Objeción de Conciencia (MOC), Plataforma Nacional de N.N.A., Movimiento CREAR, en síntesis, un variopinto conglomerado unificado bajo una consigna común: la dignificación del trabajo y de los trabajadores.
Los puntos presentados en la movilización fueron los de exigir “mejores condiciones de trabajo para las familias; erradicación de los maltratos y criminalización de la Policía Nacional y la Fiscalía hacia la niñez, adolescencia y juventud trabajadora; abolición del servicio militar obligatorio y el servicio civil obligatorio, que permita mayores oportunidades  de educación, esparcimiento y trabajo para la niñez, adolescencia y la juventud”, según detalla la convocatoria.
La primera parada se hizo frente al Viceministerio del Trabajo. Gladis González, de  la Coordinación de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (Connat’s), habló de la valoración crítica del trabajo infantil en cuanto a que quieren y necesitan trabajar, pero no aceptan las condiciones de discriminación y explotación. Así también destacó que el objetivo de la marcha es lograr el reconocimiento oficial y formal de su estatus de trabajadores, visibilizar su aporte a la economía nacional y confrontar los prejuicios instalados por la prensa en el sentido de que los niños y adolescentes trabajadores son presentados como criminales. Remarcó, además,  que la pobreza no debiera suponer privación de derechos, tal como ocurre.
Por su parte, Felicia Cabrera, 17 años, de Villa Elisa, criticó las leyes que reprimen el trabajo infantil, puesto que directamente lo criminaliza con las consecuentes persecuciones que ello implica. Ante esto propone la necesidad de un marco jurídico que resguarde sus derechos como trabajadores.
Luego, el desplazamiento siguió hasta la Fiscalía, escenario de una de las más brutales represiones de este gobierno en noviembre de 2009. Hubo consenso en que los niños y adolescentes deberían dedicar la mayor parte de su tiempo al estudio. Pero “Mba’e jajapóta ñandemboriahúrõ? Ja mba’ápo mantearã”, fue la idea central de las intervenciones.
En tanto la llovizna se estrellaba con mayor fuerza sobre la Asunción, las columnas iban aproximándose a la Plaza Italia, destino final de la jornada. Luego de un poema a los mitã’i,  Ernesto Benítez, de la comunidad Táva Guaraní de San Pedro, hizo una observación importante sobre cómo las grandes corporaciones, por ejemplo la Coca Cola, instrumentalizan la imagen de la niñez en sus tiras publicitarias, construyendo el prototipo del consumo como finalidad última de la existencia, sin que las autoridades se encarguen de aplicar las leyes contra el trabajo infantil, que en cambio sí las aplican con toda rigurosidad contra las personas con bajos ingresos.
Posteriormente, Estela García, del sindicato de docentes de Trabajo Social de la UNA, expresó su convicción de que la universidad debe consustanciarse con los sectores populares,  de tal manera que deje de responder exclusivamente a las directivas del mercado. Como muestra de esa disociación señaló la poca cantidad de docentes que apoyaron la expresión de las reivindicaciones de la niñez y adolescencia trabajadora.
Como alumna de Trabajo Social intervino Ana Valdez, quien habló del compromiso del estudiante universitario de vincularse plenamente en la lucha de los obreros. En otra parte de su intervención subrayó la total ausencia de las políticas públicas de Estado para con la niñez y la adolescencia y para ejemplificar ello señaló la ausencia del Viceministerio del Trabajo y el Viceministerio de la Juventud a fin de ponerse al tanto de los reclamos. Simultáneamente, denunció la injerencia partidista en la universidad en el nombramiento de los docentes, a raíz de lo cual los profesores de la facultad se encuentran en paro en señal de protesta. De hecho, en semanas anteriores fue muy difundida la campaña del rector de la UNA, Pedro González, a favor de los candidatos del Partido Colorado Lilian Samaniego y Horacio Cartes, violando el principio de la autonomía universitaria. 
En un aparte, le consulté a Dionisio Gómez, del Movimiento de los Pueblos Originarios (MPO), sobre el escenario laboral de los indígenas, ante lo que reclamó igualdad de condiciones y equiparación salarial, pues aunque realicen las mismas labores la remuneración que reciben es siempre menor con relación a la mano de obra no indígena. Es decir, la sola condición de “indio” ya implica una minorización automática del valor de sus actividades productivas y hacia la reversión de tales circunstancias dirigió Dionisio sus llamados. 
Poesía, break dance, zancos, batucadas y danzas indígenas marcaron el epílogo de esta mímesis de los desplazamientos a través de los tape aviru. Ya con el vare’a a cuestas, recuerdo a Rafael Barrett, ese anarquista enamorado de la causa obrera y que sintió como suya la lucha de nuestro pueblo, cuando en su texto La rehabilitación del trabajo relataba un momento en que, mientras escribía, observaba a su hijo de 2 años jugando con tierra y piedras, imitando la labor de los albañiles. “La idea de ser útil germina en su tierno cerebro con alegría luminosa”, decía. Y después se preguntaba por qué no trabajan los hombres con la alegría y el juego con los que trabajan los niños.
El trabajo, como pleno desarrollo de las potencialidades del ser humano, es una habilidad que bien puede ser estimulada en edad tempranera, como el habla o la lectoescritura. Esto sin dejar de poner las tildes en que hay niños trabajando en condiciones de explotación y bajo abusos de todo tipo, un hecho evidentemente inaceptable y que debe ser revertido.
Para los niños el trabajo puede resultar tan placentero como el juego, a manera de aquellos retoños mbyá-guaraní del Monday a los que observé cómo se divertían al recoger el maíz hasta depositarlo en los cestos de mano en mano, jugando al tocorré. O como Toto,  proyectando las cintas en la cabina del Cinema Paradiso. Pero la cuestión radica en la esclavitud y servidumbre a las que fue degradado. Para Barrett, en cambio, esta desnaturalización no podría subsistir por mucho tiempo y por ello manifestaba su convencimiento de que pronto “liberaremos a los pobres de la esclavitud del trabajo y a los ricos, de la esclavitud de su ociosidad”. 






lunes, 28 de marzo de 2011

Ñamombarete ñande reko

Ritual kaiowá al amanecer.

 Mujeres tocando el takuapu.

Los opysy y de fondo, el Cerro Jaguatî.

Mbokaja, yvyty ha tatachina.
Emaña amoóto, me indica un joven pãi señalándome uno de los picos de la Cordillera del Amambay que rodea a la comunidad Jaguatî, al tiempo de untarme en el rostro el uruku, una tinta de tonalidad naranja con la que forma tres puntos en forma de triángulo entre las mejillas y la frente. Aguardamos algunos minutos frente a la entrada del opysy, dispuesta hacia el levante, en tanto el oporaíva realizaba los preparativos para recibirnos según la usanza pãi tavyterã.  Los pies descalzos, avanzamos en línea detrás del chamán que agitaba las maracas mientras elevaba las plegarias a la tierra a fin de que nos reciba con benevolencia, nos proteja y que disfrutemos de la estancia. Ya dentro de la casa comunal, nos enseña algunos movimientos con los pies, mientras otros sabios ancianos dispuestos en hilera horizontal en los apyka frente a nosotros observan detenidamente  el ritual de recibimiento.
Jaguatî, uno de los mojones del Cerro Guasu, departamento de Amambay, fue el escenario que congregó el II Encuentro de la Nación Guaraní. Yvy Marãe’ÿ Tetã Guarani Mbareteverã que –bajo las consignas de Territorialidad, Autonomía y Libre determinación– se realizó entre el 24 y 26 de marzo a fin de deliberar sobre distintos aspectos que  afectan a los pueblos guaraníes en el contexto de la instalación de los Estados en sus territorios ancestrales y, más  específicamente, el significado que encierran para ellos los bicentenarios de las repúblicas.
El punto cardinal fue el territorio como elemento fundamental, como tekoha guasu, como ese “todo que existe sobre el aire, la tierra, en el subsuelo. La tierra extensa donde se desarrolla el ñande reko, donde están enterrados nuestros antepasados y donde cobra vida nuestra espiritualidad”.
Así también resaltaron el espacio material del continente, Abya Yala, como un todo indivisible y transfronterizo. En este sentido, Vera Kuaray, Kaiowá, sostuvo que si Ñande Ru hubiera creado los más de 190 países existentes también tendría que haber más de 190 soles. La tierra es una sola y en tal sentido denostó contra el despropósito que implican las trabas burocráticas que se les imponen cuando quieren pasar a uno u otro lado de las líneas ficticias de los países, pues cuando los colonizadores llegaron para matar no poseían pasaportes ni acreditaciones. Por lo tanto, también reclamaron soberanía de desplazamiento y que en tal dirección sus elementos identificatorios les sirvan para trasladarse libremente por sus territorios ahora parcelados por las fronteras estatales, cuya autoridad no reconocen. El punto 5 de las exigencias de la declaración final estipula: “El libre tránsito por nuestro territorio ancestral porque las fronteras no existen para nuestros pueblos porque preexistimos a los Estados”.
En cuanto a los tratados y compromisos, reclamaron el acatamiento del Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales y de las sentencias internacionales, como la de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre la restitución de las tierras a los enxet del Chaco. Por extensión, han reivindicado a la política como forma de participación democrática para el avance en la conquista de estos derechos vulnerados por el autoritarismo del modelo económico.
Cabe recordar que el Estado paraguayo ha recibido sanciones por el incumplimiento de este punto. El territorio de los enxet está ocupado por la estancia Loma Verde, de la stronista familia Domínguez Dibb, propietaria también de una red comunicacional desde la que han llamado al exterminio a lo que calificaron como residuo del neolítico en diversos artículos del diario La Nación.
Las denuncias sobre persecución y asesinatos a los líderes en el marco de la lucha por la tierra tampoco faltaron, haciéndose mención específica  a los crímenes de los fazendeiros contra los indígenas. En efecto, hace unos meses una aldea pãi tavyterã fue atacada e incendiada presumiblemente  como represalia por los informes facilitados por los nativos en la investigación y captura del narco José Martines Mendi Pavão, finalmente liberado, pues la fiscalía “no encontró” elementos suficientes para procesarlo. Por la impunidad imperante acordaron presentar una demanda ante la ONU para exigir un juicio de responsabilidad civil y penal a los matones del Brasil y Paraguay. Igualmente, se expresó un mensaje de solidaridad y adhesión a la parcialidad Qom de Formosa, Argentina, por los hechos de desalojo y muerte ocurridos en la Comunidad Primavera, y también a favor de los mapuches, cuyos reclamos están siendo criminalizados en Chile y sus líderes juzgados con los instrumentos de la ley antiterrorista de la dictadura de Pinochet.
Respecto a la cuestión ambiental, hicieron un llamado para el cumplimiento irrestricto de las leyes que rigen en la materia con relación a los cultivos con empleo intensivo de agrotóxicos, que envenenan los cursos de agua, deterioran los suelos, destruyen los bosques y atentan contra la vida misma, produciendo enfermedades crónicas y la muerte. Esto provoca las migraciones hacia zonas urbanas en las que los indígenas no tienen otra opción más que instalarse en condiciones miserables en las calles, las plazas y los semáforos con la mendicidad como única salida para subsistir. Debido a ello han incluido la exigencia de ser consultados y que sus decisiones sean respetadas en los casos en que sus territorios sean afectados por actividades extractivas como prospección de hidrocarburos y minería. Del mismo modo, requirieron la protección de las reservas de agua como el Acuífero Guaraní.
En la declaración final también se apunta a la puesta en práctica de la figura constitucional que reconoce la existencia de los pueblos indígenas como anteriores a la formación del Estado paraguayo y que, en consecuencia, tienen la atribución imprescriptible de organizar su vida de acuerdo a códigos propios, puesto que se “sigue reproduciendo el modelo occidental transculturizador y asimilacionista violando el principio de autodeterminación y autonomía en el desarrollo de pedagogías originarias, saberes y conocimientos propios para la transmisión de costumbres, usos y tradiciones y mantener así nuestra cultura, la ética ancestral y los valores consuetudinarios”, subraya otro ítem del comunicado.
Como ampliación de esto se halla presente, asimismo, el concepto de derechos culturales, según el cual los pueblos tienen derecho a ejercer un control sobre la utilización y/o comercialización de sus conocimientos.  Sobre esto refieren: “Protección y respeto al derecho colectivo sobre los saberes, espiritualidad, usos medicinales y demás demostraciones y expresiones de nuestro patrimonio cultural material e inmaterial”. Hay que destacar esta parte, pues empresas como Monsanto que se están instalando en el país algún día podrían venir a decir que patentaron la mandioca o la batata y que sin pagar la franquicia ya no podrán cultivar esos rubros. Lo mismo se aplica a la industria farmacéutica, que explota propiedades medicinales de determinadas hierbas basándose en los conocimientos ancestrales que los nativos desarrollaron al respecto, sin otorgar contraprestación alguna por ello.
En otro capítulo, dado que este encuentro fue organizado por la Secretaría Nacional de Cultura como parte de los festejos del Bicentenario de la Independencia del Paraguay, resolvieron que no hay nada que celebrar, pues “para nuestros pueblos solo fueron 200 años de despojo, discriminación, humillación, avasallamiento, persecución, saqueo y muerte”. Esto debido a que la sociedad nacional dice enorgullecerse de sus raíces, pero desprecia, margina e impide el cumplimiento de sus derechos como personas reproduciendo los mismos paradigmas de la colonia, de acuerdo a lo enunciado por Ángel Vera, del Consejo Guaraní de Paraguay. Igualmente rememoró las cacerías humanas, especialmente contra los aché, durante la dictadura, provocando el genocidio, o los genocidios, de los tantos que hubo. En otra parte de su intervención mencionó el remate de las tierras en el Chaco a la empresa Carlos Casado para la explotación de los bosques de quebracho para la extracción de tanino, desarrollándose en estas tierras una explotación cruel y sostenida.
 Asimismo, se debatió sobre la posibilidad de crear una instancia de participación indígena dentro del Mercosur, cuestión que fue rechazada, puesto que la prioridad es fortalecer la organización interna y recién allí se analizaría la posibilidad de participar en los estamentos nacionales e internacionales.
Celso Padilla, guaraní de Bolivia, fue firme en su afirmación al sostener que entrar al Mercosur sería venderse al precio de gallina muerta. Siguió fundamentando su negativa en que el Mercosur es un bloque exclusivamente económico-comercial y que si dentro de los propios Estados miembros no hay competencia ni relación equitativa, por el poder diferencial de los países que lo componen, mal harían los indígenas en integrarse en condiciones sumamente desfavorables que solo garantizarían la pérdida de soberanía en sus decisiones, al quedar supeditados a la voluntad estatal.
Finalmente, frente a las presiones asimilatorias y etnocidas han reafirmado su deseo de seguir siendo lo que son, pues, según expresiones hechas por el tekoruvicha avá-guaraní durante las danzas nocturnas, “takuapu, maraka, ayvu mante ome’ê jeýta ñandéve ñande yvy. Pearã namombarete vae’rã ñande reko”. Solo el bambú ritual, las maracas, las palabras han de restituirnos nuestras tierras. Pero para ello debemos fortalecer nuestro modo genuino de ser.

lunes, 21 de marzo de 2011

La insurgencia de los símbolos




Claudia Korol

Iro ko ka’ay. Es yerba orgánica de San Pedro, me dice con aire de satisfacción una compañera mientras sorbe su mate. Se cierran las cortinas y se apagan las luces. ¡Vamos que empieza la película! Entran los últimos que quedaban en el pasillo. Escuelitas campesinas, un documental sobre la reintegración del pensamiento a la vida, es la actividad inicial de la última de las 3 jornadas de Educación Popular realizadas en el local de SERPAJ, Asunción, entre el 17 y 19 de marzo. El film narra la experiencia de núcleos campesinos que, ante el extrañamiento y la disociación de la educación académica oficial respecto a su realidad, desarrollaron un tipo de construcción del conocimiento cuyo calendario estaba acorde a los ciclos agrícolas y condiciones concretas de su existencia. Asimismo, se produce un quiebre en las relaciones de poder que implica la existencia de un enseñante y un enseñado, desarrollando, en consecuencia, formas más horizontales de participación de cada individuo y su grupalidad en el propio proceso de aprendizaje. Más que mbo’ehára había pytyvõhára. No el que "enseña”, sino el que ayuda, el que facilita.
Claudia Korol, activista de Pañuelos en Rebeldía y docente de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo de la Argentina, se desempeñó como pytyvõhára del encuentro que congregó a integrantes de movimientos sociales, organizaciones campesinas, comunicadores, docentes universitarios, etc., para cuestionarse las bases de las instancias de la instrucción  convencional como institución de los poderes hegemónicos del capitalismo, el colonialismo y el patriarcado, y la necesidad de forjar, como respuesta a las condiciones de subalternidad por ella generadas, una educación no para el pueblo, sino del pueblo, a través de métodos lúdicos que incluyen a todo el cuerpo en la acción pedagógica. Hablamos con ella en la pausa del almuerzo sobre la ley de medios de la Argentina como instrumento de desmonopolización del ejercicio de la palabra, de las modificaciones a la ley de telecomunicaciones del Paraguay, de las bases teóricas de la Educación Popular, del guaraní como agente contracolonial, entre otras cosas.

–Cuáles son los resultados concretos que se están obteniendo en materia de democratización de la información en la Argentina como producto del nuevo mapa comunicacional diseñado con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

–Esta todavía en plena disputa la reglamentación de la ley, pero en principio lo que sí está claro es que se abre un espacio para el debate y la pelea por la multiplicación de las voces. De hecho, se están creando nuevas radios comunitarias de una manera casi sorprendente por el espacio que crea la ley y la iniciativa que han tenido las organizaciones como la Red Nacional de Medios Alternativos de hacer talleres con movimientos sociales interesados en tener sus propias radios. Creo que ya se llevan construidas como 190 radios nuevas de las comunidades. Me parece que se ha abierto un espacio para que lo que era la voz única de mando de la comunicación presente fisuras y se intervengan con demandas como una participación equitativa de género, las voces de los pueblos originarios. No te puedo decir un resultado concreto porque estamos en pleno proceso de disputa de ese espacio. Sí generó mucho entusiasmo, mucho debate. Hubo un gran protagonismo en los procesos de construcción de esa propuesta y hay muchas condiciones para dar pasos en dirección a esa democratización. 

–En uno de sus trabajos se refiere a la dictadura mediática del pensamiento único. En un sistema en el que los programas económicos basados en la acumulación concentrada más que a la coerción directa recurren a una legitimación en el orden simbólico (a excepción de las guerras del petróleo y las dictaduras sostenidas en el Oriente), ¿cómo operarían esos monopolios o dictaduras de la palabra?

–Creo que estamos en ese estado de dictadura mundial de las comunicaciones, donde los sectores del poder a nivel internacional dominan los grandes sistemas de comunicación y donde la tendencia incluso sigue siendo a una mayor concentración por fusiones, asimilaciones de las grandes redes, por el establecimiento de pautas de comunicación, por la creación de una agenda desde los grandes medios que imponen las noticias, por la presión a los espacios independientes, autónomos. No es casual que en los lugares, por poner un ejemplo de América Latina, donde han avanzado los sistemas autoritarios e incluso dictaduras, como Honduras, uno de los sectores atacados y agredidos sean los periodistas y las radios comunitarias. En Colombia se sufre la agresión a las radios comunitarias. En Paraguay también sabemos que se han cerrado, a partir de los cambios en la legislación, los medios comunitarios. De parte de las lógicas del poder mundial se trata de imponer un discurso único y la legitimación de una sola manera de estar en el mundo. Los ejes del “bien” y del “mal” que atraviesan el discurso de la comunicación y son los que han permitido que se cometan grandes masacres y violaciones a los derechos humanos, guerras, invasiones en función supuestamente de una defensa del “bien”. Incluso otras situaciones como las grandes catástrofes naturales que sabemos que tienen que ver con los niveles de agresión que ha tenido la naturaleza por parte de las corporaciones transnacionales se oculta el accionar de estas corporaciones y se pone como si fuera algo normal de la naturaleza: terremotos, etc. Cosas que sabemos que están relacionadas con los niveles de destrucción  ambiental que se han venido produciendo. El discurso único es lo que trata de legitimar un orden de cosas absolutamente favorable y funcional a los intereses de estas grandes corporaciones transnacionales. Al mismo tiempo trata de cercenar la palabra independiente de los periodistas, condicionarlos e incluso comprarlos. Creo que hay una fuerte resistencia por parte de los movimientos sociales y de los medios alternativos como comunicadores/as dentro y fuera del sistema de comunicación pública o privada que estamos intentando dar pelea contra eso.

–Precisamente en Paraguay fue aprobado en el Congreso un proyecto legislativo que privilegia a las corporaciones mediáticas a expensas de las radios comunitarias. ¿Cómo definiría este tipo de acciones del Estado a favor de las empresas periodísticas que son justamente las que propugnan reducir su función al mínimo bajo los supuestos de la libertad económica?

–El Congreso paraguayo responde a intereses económicos y políticos de los sectores tradicionales oligárquicos. En ese sentido, si bien nos duele la resolución, no es que nos sorprenda demasiado. Sabemos que la composición del Parlamento tiene esas características. Y lo que queda por pensar es cómo se desafía esa relación de fuerzas no solo internamente. Eso hasta próximas elecciones no es posible modificar, sino con un nivel de movilización social mayor porque el Parlamento hace y deshace a gusto porque no tiene la presión suficiente muchas veces de las organizaciones populares. Yo sé que han habido acciones desde los movimientos populares desde las radios en la búsqueda del veto presidencial a la ley, pero evidentemente no alcanzó  y la forma de dar vuelta esta situación me parece que va a tener que ver con la capacidad que en todos los planos desarrollemos las organizaciones sociales y también la posibilidad de acciones solidarias con otros espacios de movimientos sociales y radios comunitarias de América Latina, de redes de comunicación, que traten de llamar la atención del mundo sobre lo que significa esta ley en términos de coartar la libertad de expresión y la posibilidad de democratizar las comunicaciones, que es una de las demandas que internacionalmente se vienen realizando como parte de los derechos humanos.      

–También ha puesto de relieve la centralidad de una militancia dirigida a la deconstrucción de los imaginarios de la colonialidad, y en tal sentido resalta como síntoma de esa rebelión sígnica la vitalidad del guaraní en el Paraguay como fuerza contrahegemónica.

Yo creo que uno de los grandes aportes que el pueblo paraguayo ha venido realizando es esa defensa de la lengua, en este caso del guaraní, como parte de la cultura y de la identidad, cosa que en otros países como Argentina no hemos podido sostener: la legitimidad de la enseñanza de otras lenguas que no sea la de la colonización y que hace a muchos elementos fundantes de la cultura de un pueblo y a una resistencia concreta contra las prácticas de una cultura neocolonial que trata de invisibilizar a los pueblos originarios, sus luchas, sus culturas, sus vidas, sus resistencias. En la Argentina, por ejemplo, los grandes genocidios de pueblos originarios se llamaron campañas del desierto como si lo que se ocupara fuera tierra donde no había nadie. Si negamos su lengua, estamos haciendo parte de esa invisibilización. Entonces la posibilidad que ha tenido el pueblo paraguayo de mantenerla como lengua casi principal en su vida cotidiana, de legitimarla en sus relaciones y ahora de hacer este salto que es la legitimidad como lengua en la escuela, en la educación e incluso la pelea por incorporarla a las instancias internacionales del Mercosur. Me parece que es un gran aporte a un debate que nos debemos en América Latina. No habrá una refundación cultural, política, social que prescinda de una lucha muy dura contra los distintos mecanismos que establecieron en nuestro continente el capitalismo, el patriarcado, el racismo, el colonialismo como una única trama de opresiones. 

–¿Cuáles son los fundamentos epistemológicos de la Educación Popular?

–La Educación Popular viene de una larga experiencia ya en América Latina. Si bien reconoce como uno de los datos fundantes el pensamiento de Paulo Freire, su crítica a las políticas educativas como educación bancaria, tiene otros antecedentes como la defensa de la educación propia de los pueblos originarios así como parte de su resistencia, de la defensa de su lengua, la defensa de su cultura. También la lucha por la educación de los  grupos anarquistas de a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, los fundadores del movimiento obrero, en que la educación era sumamente importante. Muchas experiencias que si bien no fueron nombradas como Educación Popular son antecedentes en el sentido de pensar que los oprimidos y oprimidas necesitan tener sus propias herramientas políticas, organizativas y pedagógicas. Desde nuestra perspectiva en Pañuelos en Rebeldía entendimos que la Educación Popular es una dimensión pedagógica de la lucha de nuestros pueblos, tanto en la resistencia a las políticas coloniales, capitalistas, patriarcales como en la creación de alternativas. Y en ese sentido nos nutrimos de distintas fuentes ideológicas, de análisis, de reflexión, tanto de lo que proviene del pensamiento marxista, latinoamericano fundamentalmente; de lo que surge de la experiencia de lucha anticolonial indígena, negra, popular, como los aportes que vienen del pensamiento, por ejemplo, de la teología de la liberación y su trayectoria en América Latina, el pensamiento feminista en su unidad anticapitalista, el feminismo mestizo que ha nacido en nuestro continente. Es decir, tratamos de que las experiencias prácticas del movimiento social-popular dialoguen con la teoría existente, dialoguen con las ciencias sociales, pero dialoguen de manera abierta y crítica no para seguir importando recetas, sino para poder nutrir en ese diálogo una idea fundamental de la Educación Popular que es la de la creación colectiva de conocimiento: de que no hay una teoría acabada, de que no hay una respuesta para todo, que la educación popular es una pedagogía de la pregunta, de la curiosidad, de la búsqueda de caminos, de la relación muy fuerte entre teoría y práctica. Es una pedagogía que fortalece. Hay un fuerte aporte teórico de la Sicología Social, la idea de grupo dentro de la construcción colectiva de conocimientos y de la deconstrucción de conocimientos. Hablábamos incluso en los tallares que es bastante difícil deshacerse de lo que uno trae como bagaje de conocimientos sobre certezas o del ser en el mundo que por ahí en el proceso educativo vemos que no eran así, que no se corresponden con la realidad, pero eso desestructura hasta en términos personales bastante profundos, en algunas creencias religiosas, hasta elementos dogmáticos por ahí del pensamiento de izquierda. Y la posibilidad de elaborar es el proceso de deconstrucción de saberes tal vez recibidos de manera bancaria, de manera muy dogmática. A mi entender la fuerza de la grupalidad es lo que permite sostener esos procesos de transformación. Entonces hay distintas fuentes de cómo se va trabajando el pensamiento que sostiene la Educación Popular. En los últimos años el ambientalismo también ha hecho una crítica de la relación hombre-mujer con la naturaleza y no solamente se plantea el proceso de democratización de las relaciones de género, sino también de las relaciones de los seres humanos con el medioambiente. Hay muchos aspectos que me parecen fundamentales a la hora de pensar en las alternativas y en la posibilidad incluso de abrirse a los nuevos pensamientos que surjan en el marco de la lucha.  

–En ese sentido también cuestiona el espíritu eurocéntrico, colonial y occidentalista del concepto de desarrollo de determinadas izquierdas del materialismo clásico.

–Desde el concepto de desarrollo como del concepto de progreso en la lógica de la cultura occidental se ha justificado tanto la destrucción de la naturaleza como la destrucción de pueblos completos. Es decir, en nombre del progreso y del desarrollo se establecen modelos productivos extractivistas que están devastando los bienes de la naturaleza  en nuestra América. Han sido fruto del saqueo que durante más de 500 años se ha vivido, pero estamos hoy en un nuevo momento en que ya no hay mucho más para saquear. La destrucción llega a límites que pone a las poblaciones en una lógica de vida o muerte. En el caso de la historia de los primeros años de la conquista y de la colonización también hubo tremendos genocidios que pusieron en ese límite a los pueblos originarios  y de hecho hay pueblos completos que fueron exterminados y hoy  hay poblaciones que ya no son solamente pueblos originarios, sino pueblos afectados por la minería, por la contaminación ambiental, por la contaminación de los ríos. Sabemos de la crisis del agua y, sin embargo, las grandes represas siguen asesinando ríos. Y cuando un pueblo se va a decir: bueno, esto nos mata; el tema es que se los estigmatiza e incluso se los criminaliza diciendo que afectan el progreso y el desarrollo. Esas ideas de progreso y desarrollo nosotros las cuestionamos en profundidad. Creemos que eso surge de esa matriz eurocéntrica del capitalismo que ha llegado a nuestra América envuelta en ese formato. Pero son concepciones que también atraviesan a las izquierdas o a una parte de las izquierdas que muchas veces han pensado que el socialismo debía tener un modelo parecido de producción y, en todo caso, un modelo diferente de distribución. Yo creo que lo que se pone en discusión es que el tipo de producción tiene que ser de otra manera y también el tipo de relaciones entre hombres, mujeres y la naturaleza de manera que sea sustentable. La posibilidad de creación de una vida que pueda ser vivida –llámese buen vivir en la concepción de pueblos originarios o llámese como se llame en la concepción que se vaya construyendo entre todas y todos– y que no esté basada en la negación y aplastamiento de comunidades, de pueblos y del entorno de la naturaleza, cuya destrucción nos afecta a todos.