viernes, 23 de octubre de 2020

No podrán arrebatarnos el sueño

Los que nunca supieron honrar a la patria en el exterior ahora se mofan ante este golpe que sufre el único embajador del fútbol paraguayo. 


Foto: Última Hora

El año se inició pleno de ilusión. El tetracampeón Olimpia se jugaba por tercera vez –y creo que esta era su última chance en este ciclo– con Daniel Garnero para lograr la ansiada cuarta Libertadores y de esta manera despedir a nuestro capitán, Roque Santa Cruz, con todas las pompas de un título internacional.

El pueblo olimpista acudió masivamente para asociarse al club y de esta manera contribuir financieramente con el fin de concretar el sueño. El apoyo a la gestión del presidente Marco Trovato era total e incondicional.

Así, se pudieron hacer fichajes estelares como el de Emmanuel Adebayor, quien vino y se fue, y se dio el retorno de Derlis González. A pesar de unos pequeños tropiezos, el equipo empezó bien la Copa con un empate de visitante ante Delfín de Ecuador y una victoria de local ante Defensa y Justicia de Argentina. También se empezaba a perfilar un inminente pentacampeonato.

Y luego se vino la pandemia, que dio un brusco golpe de timón. Nuestro tradicional rival, Cero Porteño, eliminado prematuramente en la pre-Libertadores sin haber podido siquiera acceder a la fase de grupos, se vio favorecido por el parate forzado. En este periodo depuró su plantel y tras el retorno logró salir campeón luego de dos años de sequía, que maquillaba en algo su prontamente truncada aventura internacional.

Y en este contexto este lunes se vino el anuncio de una sanción de la FIFA que suspende de por vida como dirigente deportivo a Trovato por supuesto amaño de partidos. La gran afición franjeada quedó en estado de shock. Así, la carrera de una joven promesa llega a su fin prematuramente. Digo esto porque considero que la apelación en este caso es más un mero formalismo que una garantía real, pues al no tratarse de un proceso ordinario cuál será la instancia superior que revisará la decisión del juez, en este caso la FIFA, sino esta misma organización.

Tras sucesivos escándalos por denuncias de venta de sedes para los mundiales y derechos de televisación, cuando menos llama la atención la celeridad con la que fue diligenciado este caso. La matriz del fútbol mundial está ciertamente urgida de un lavado de cara y en este proceso pueden surgir chivos expiatorios para intentar tapar el escándalo ante el próximo Mundial de Qatar, sobre el que hay fuertes denuncias de sobornos para la concesión de la sede a los jeques árabes.

Ahora bien, en caso de que estas denuncias contra Trovato sean ciertas, sería doblemente triste debido a que la hegemonía del Olimpia durante estos dos años fue indiscutible, habiéndose consagrado cómodamente y con varias fechas de antelación en los cuatro torneos. Entonces no se entiende esto cuando tenemos un plantel que no necesitaba nada de estas “ayudas” y que de todas formas hubiera ganado, con o sin ellas. Es cierto que ahora se necesita una renovación, pero me remito en este caso a las temporadas 2018-2019, que son las afectadas por esta denuncia.

Es un duro golpe y duele. Para qué negarlo. Pero esto no nos hará descreer de los ideales de la generación del 90, a quienes tenemos como nuestros primeros recuerdos de vida ese Olimpia tres veces finalista de manera consecutiva y campeón en el 90 luego del robo bajo amenaza de muerte en la final del 89 ante el Nacional de Medellín de Pablo Escobar.

Pero no por ello nos la pasamos lamentándonos ni mucho menos cayendo en actos viles y miserables como de quienes en el 2014 lanzaron pirotecnia y se regocijaron en la derrota de Nacional frente a San Lorenzo de Almagro en la final de la Libertadores solo para que no se les restregue una vez más en la cara lo que son, un fiasco internacional y motivo de burla permanente hacia nuestro país.

Semejante ultraje a los símbolos patrios no se ha visto desde que los legionarios bailaron y bebieron vino sobre las cenizas de nuestra nación combatiendo en las filas enemigas de la infame Triple Alianza.

De ahora en adelante no podemos culpar a los jugadores de lo que pueda pasar en el resto de esta temporada. Pero no me extrañaría que esta crisis institucional –como en el 2002 con un presidente con amenazas de renunciar y habiendo perdido en casa el primer partido de la final– los jugadores sientan lo que significa la gloriosa Franja Negra y hagan de tripas corazón para regalarnos otra hazaña.

Es cierto que ahora estamos sufriendo y es momento de duelo por la pérdida. Pero no será por demasiado tiempo ni mucho menos para siempre.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente narración Paulo 👍

Tato dijo...

Bien ahí Paulo...comparto totalmente...el antiolimpismo a flor de piel en este país tan chico para un club tan grande como el nuestr"O"

Tato dijo...

Bien ahí Paulo...comparto totalmente...el antiolimpismo a flor de piel en este país tan chico para un club tan grande como el nuestr"O"