martes, 4 de junio de 2019

La historia soñada, cantada y danzada de los tomárãho

En este post quiero compartir algunas palabras sobre mi libro “La narrativa tomárãho como estrategia de adaptación”, un análisis de tradiciones orales de los yshyr transcriptas y traducidas por el antropólogo Guillermo Sequera.

 
Portada y contratapa del libro.

Como primer punto cabe resaltar que, más allá de los análisis intrínsecos o formales, pretendo demostrar la utilidad material de la oratura como un sistema que ha desempeñado una función activa en la gestión de los recursos, en especial del principio de escasez. Es decir, la administración de bienes limitados ante deseos siempre ilimitados. Si los economistas sostienen que sin escasez no habría existido la economía, es posible ir más allá y sostener que sin escasez no habría existido la cultura misma, pues no habría sido necesario producir ni transformar la naturaleza. 

Los estudios literarios raramente han valorado la oratura indígena más allá de la función poética o el valor literario de las tradiciones orales. En la mayoría de los casos ha predominado una visión romántica y el afán de rescatar elementos extravagantes de la fantasía de culturas agonizantes. Es lógico que así haya sido a fuerza misma de nuestra propia competencia disciplinaria y sus limitaciones. En este breve libro me aventuro en el campo de la antropología y la economía para intentar explicar de qué manera y cómo estos relatos constituyen un sistema lógico y coherente que tiene un indiscutible valor adaptante. Es decir, ha contribuido a la gestión de los recursos y a la supervivencia de la especie.

Para la elaboración del ensayo, realicé una breve visita de unas semanas a fin de conocer la realidad actual de los tomárãho a fin de intentar evitar presentar una visión muy deformada o lejana tomando en cuenta que los relatos analizados fueron colectados hace más de treinta años y la fuente principal son relatos escritos mediados por el compilador. Esto resulta completamente ajeno a la naturaleza de la tradición oral de este pueblo que tiene, en primer lugar, un origen onírico y su plano de expresión se basa en el canto y la danza, métodos de registro dinámicos, múltiples y cambiantes con relación al carácter estático y unívoco de la escritura.

La organización del texto
El primer capítulo está dedicado al marco teórico desde el cual se aborda el análisis. En este se explican someramente, entre otros, el concepto de estrategia adaptante, propuesto por el antropólogo norteamericano Yehudi Cohen. Las estrategias adaptantes son definidas por Cohen como el sistema de producción económica en función al uso de las energías del hábitat, incluyendo las del propio cuerpo, con fines productivos. Por ello, mi propósito es presentar una explicación materialista del universo simbólico de los tomárãho. Así también se hace referencia a investigaciones que han destacado la función adaptante del arte, en contraposición a la concepción occidental, que considera al arte como una actividad separada de la vida y que, incluso, para gozar de tal dignidad no debe tener otro fin más que él mismo.

Posteriormente, en el segundo capítulo se desarrolla propiamente el tema objeto del libro: el análisis de la oratura tomárãho. A lo largo del ensayo se analizan doce cuentos, de los cuales se incluyen seis relatos inéditos en el anexo. El enfoque maestro parte de un clásico de la antropología, Bronislaw Malinowski, quien en sus trabajos sobre el totemismo resaltó el afán, expresado en el ritual y las relaciones de parentesco, de entablar una afinidad entre el mundo vegetal, animal y humano de manera que este último pueda, a través del empleo de sus propias fuerzas reproductivas, colaborar en la multiplicación de especies indispensables para la vida, pero cuya muerte, sin embargo, le es necesaria.

La vida nómade
Una de las principales estrategias de adaptación de los forrajeros es la vida nómade. Estas sociedades mudaban permanentemente de asentamiento para evitar el agotamiento de los recursos y permitir su regeneración. En arreglo a esto, las historias dan cuenta de la lucha entre el individuo y la sociedad, las guerras intertribales, el enfrentamiento contra los espíritus y la transgresión (muchas veces expresada en el hecho de cazar más de lo necesario) que impulsan las migraciones como la principal estrategia de restablecer el equilibrio roto o en riesgo.

Pero finalmente el conflicto es siempre necesario. La sublevación tiene como desenlace la neutralización de las fuerzas disgregadoras. En este sentido, hay que observar que Pierre Clastres ya había destacado la función sociológica de la guerra en estas sociedades, a las que calificó como sociedades contra el Estado. Para el antropólogo francés, a través de la guerra se combatía la estratificación social, la fuerza unificadora del Uno. A esto se puede añadir que la razón de la guerra es la necesidad de migrar. Sin conflicto, no habría nomadismo. Sin nomadismo, se agotarían los recursos necesarios para la vida. En contra de lo que nos ha enseñado la cultura sedentaria de la polis, es necesario mudarse siempre, comenzar de nuevo de manera constante y permanente.

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