miércoles, 2 de marzo de 2011

Coca Cola, Cola Coca




Planta de PARESA sobre Acceso Sur, Ñemby.

Cañería de la planta con salida al Arroyo Seco.

Imagen desde el puente frente a PARESA.

Las cataratas de la Coca.

No faltará quien diga que Coca Cola hasta con su basura le da trabajo a la gente.


beba coca cola 
baba      cola
 beba coca
   baba cola caca
   caca cola
     cloaca
                                                                                 
                                                                    Décio Pignatari: Beba coca cola
                                                                                                          (versión de Nahuel Santana)       
                                                                                                             
Para Sahlem y todos los niños privados del derecho a vivir en un ambiente saludable.


Coca Cola, un megaimperio que construye diariamente su impunidad a base del soborno. Los dólares son una mordaza que la prensa “independiente” se calza con gusto y sin chistar. Con todo el complejo comunicacional cautivo bajo la fuerza de las millonarias inversiones en publicidad y nuestros parapléjicos organismos estatales, Paraguay Refrescos S.A. es un agente económico que dispone de todos los recursos del país sin la existencia de una contrafuerza que responda a su poderío. A base de sus necesidades internas y de recursos, es capaz de direccionar la política de importación y exportación del país entero.
Coca Cola actúa desde su instrumental propagandístico usurpando los símbolos de la conciencia de todo un pueblo, apropiándose de los elementos identitarios más profundos, mimetizándose entre los rasgos culturales para instalar su hegemonía. En un país donde el principal elemento de cohesión nacional es el fútbol, Coca Cola es la Albirroja. Hoy si decimos Mariscal probablemente no pensemos en Francisco Solano López. Una gran mayoría tal vez evoque a Salvador Cabañas. (A propósito, no estás solo Mariscal, no estás solo).  En un plazo no muy lejano tal vez en los patios de las escuelas se ice la bandera de Coca Cola. Después de todo el cambio no será muy traumático. Solo habrá que suprimir el azul. Y si los azules siguen así, terminarán por suprimirse a sí mismos.
Coca Cola puede convertir a todo el país en un gran basurero y eso va a contar con el consentimiento general porque es el símbolo de los tiempos modernos. Todo lo que haga la "modernidad" es inobjetable. Es el dios de nuestros tiempos, la más sacra figura de la sociedad. Cuestionarle es una herejía. Oponerse a sus atropellos es síntoma de primitivismo, de estar en contra del progreso y profesar el retorno a las cavernas. Así que, para estar a tono con los tiempos que corren, hay que alegrarse de que el otrora arroyo cristalino que cruzaba cerca de nuestras casas haya devenido en alcantarillas a cielo abierto de los desechos industriales de la planta.
El Arroyo Seco, bautizado popularmente como el arroyo Coca Cola, es un recurso público convertido en una cloaca privada de la multinacional. Bueno, aunque a lo largo del camino se han sumado otros, como curtiembres, talleres de jeans, las villas miseria que se alzan a su vera.
Pero PARESA no solo defeca su mierda sobre nuestros rostros, también extrae, gratuitamente, millones de litros de agua del Acuífero Patiño. Quita el agua y vuelve a vomitar sobre ella toda su inmundicia. Esto nos da que la materia prima fundamental, el agua, la obtienen sin costo alguno. Sin costo en dinero para ellos. Cuando la crisis del agua se agudice, el conjunto de la sociedad tendrá que asumir los costes. (Datos en El negocio del agua gratis. www.ea.com.py).
Y esto no es un fenómeno privativo de una empresa en particular, sino el signo de lo insustentable de la economía capitalista en lo general. Un sistema cuyo ritmo de explotación de los recursos es muy superior al tiempo que requieren esos mismos recursos para regenerarse. Y uno no entiende cuando en los diarios hablan de liberar la economía de la influencia del Estado. ¿Qué Estado? El Estado no existe, salvo a la hora de pasar la boleta. Las empresas disponen de todo a su arbitrio. Hacen lo que quieren sin rendir cuentas a nadie. No hay un Estado más mínimo que el nuestro. No hay una democracia más mínima que la nuestra. Una democracia sojuzgada por el poder autoritario del capital.


N. del A.: El vídeo es de Fernando Valdovinos, Fer, y fue grabado en el puente del barrio Mbokajaty, en el límite entre Villa Elisa y Ñemby. Luego en la oficina de Ambiente de la Municipalidad de Ñemby y frente a la planta de Coca Cola sobre Acceso Sur.

12 comentarios:

Mario Franco dijo...

muy interesante, pero te recomiendo que tu lenguage sea menos agresivo para que tenga un cariz de investigación y no de Bronca. Si se siente que es una investigación, se le tendrá respeto, pero si se siente bronca, la gente puede pensar que es algo tuyo, personal, contra la Coca Cola (Que no es santo de mi devoción)
mario franco

Raul Dahuss dijo...

Que estupidez de los ignorantes, Coca Cola no tiene nada que ver en la contaminación de los rios paraguayos, ya que no es la dueña de la refresquera, apuesto a qué si se informa de esto a la empresa coca cola en estados unidos, la refresquera puede perder hasta la concesión

Paulo César López dijo...

Mario Franco: Coincido plenamente con usted. Son más serios los escritos que emplean un lenguaje equilibrado y no de diatriba, como este. Tal vez me dejé llevar por la indignación y por las influencias literarias de tipo Artaud o Baudelaire al emplear un lenguaje no habitual en la expresión escrita. Y la verdad que no tengo nada personal contra la empresa. Simplemente quise señalar algo que prácticamente no se ve en los titulares.

Paulo César López dijo...

Raul Dahuss: El movimiento de las empresas desde el centro hacia la periferia, hacia países donde los salarios son más bajos y no tienen que cumplir las leyes laborales y ambientales creo que responde a una intención deliberada de disminuir costos. Vienen porque en sus países no se les permitiría hacer lo que acá pueden hacer sin consecuencia alguna. No creo que a la central de la Coca le importe mucho lo que hacen sus concesionarias en otros países. De hecho, compensan los altos costos que tienen que pagar en sus países en materia impositiva, de inversiones en correcto manejo de residuos y de derechos laborales de los trabajadores con las ganancias extras que quitan del Tercer Mundo, donde las exigencias son muy bajas y las que existen pueden sortearse por la corrupción de los organismos. Por ejemplo el caso de Unilever y los productos con tripolifosfato. Esos mismos productos no pueden vender en Europa y nos lo tiran a nosotros.

Anónimo dijo...

Que buen post

Anónimo dijo...

Espectacular Paulo..

N. de la R. dijo...

Muy, muy, muy buen post estimado Paulo, lo felicito.
Pd: Ojalá que así como escribes puedas cumplir tu palabra con Victor y Rodolfo. Sino estas cuestiones ideológicas son meros espejitos.. serías un CocaCola más

Paulo César López dijo...

Señor N. de la R.: Más que haber asumido un compromiso creo que fui coaccionado por usted aprovechándose de un momento de ansiedad y necesidad que estaba atravesando, y lo que dije en esa circunstancia vale tanto como una declaración obtenida en sesiones de tortura, es decir, nada.

N. de la R. dijo...

Paulo López dijo: ..."aprovechándose de un momento de ansiedad"... ..."vale tanto como una declaración obtenida en sesiones de tortura, es decir, nada."...
Sr. Paulo César, el contenido de su respuesta es falsa, y lo peor de todo es que usted lo sabe. Eso hace que cualquier artículo suyo, del interés que fuere, pase a ser efectivamente nada. Decepcionante.

Paulo César López dijo...

Acusar la falsedad de una determinada argumentación sin aportar mayores elementos que respalden tales acusaciones no me parece que le aporte mayor credibilidad a su postura. Y no sé si usted lo sabe, pero como mínimo reduce su intervención no digamos a nada, aunque sí a elucubraciones a las que no debería prestarse mayor atención.

N. de la R. dijo...

Tranquiiiiiloooooooo Licenciado... no pasa naranjaaaaa

rubén dijo...

Una vez un hombre se me acercó extrañado, aturdido, como perplejo, para indagar mis inclinaciones ideológicas-políticas mientras me pedía que le convidara un vaso de coca. Hizo esa pregunta porque él había asumido que como me dejo el cabello largo y algo de barba estaba emparentado con alguna filosofía que desdeña el consumo de esta bebida. Pensé en explicarle que aquello no obedecía más que a la ausencia de otro tipo de líquido en la cantina, pero supuse que con su visión tan obtusa y superficial bastaría con ensayar una respuesta neutral que satisficiera su intelecto. Por ahí la coca tiene una sustancia que estupidiza a sus consumidores. Se me ocurre hacer una publicidad por ese arroyo.